La historia de amor detrás de dos víctimas de abuso

Sociedad

Silvia Piceda y Sebastián Cuattromo fueron abusados durante la infancia. Son los referentes de la ONG Adultos por los Derechos de la Infancia y desde hace cuatro años son pareja.

Silvia es médica, tiene una hija y fue abusada entre los 9 y 11 años. Sufrió violencia por parte de su papá y fue abusada en la infancia por dos personas cercanas a él: un primo y un compañero de trabajo. Después de que se casó y, con el paso del tiempo descubrió que ese hombre, también era abusador de menores.

Desde hace cuatro años está en parja con Sebastián Cuattromo, quien también fue víctima de abuso a los 12 años por un religioso del colegio Marianista y profesor de esa institución, Fernando Picciochi, quien luego de 12 años de espera judicial, fue condenado a 12 años de prisión.

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Silvia y Sebastián son las caras visibles de la ONG Adultxs por los Derechos de la Infancia.<br>
Silvia y Sebastián son las caras visibles de la ONG Adultxs por los Derechos de la Infancia.

Ambos sintieron desde siempre la necesidad de luchar contra el abuso infantil, para evitar que otros niños pasen por ese infierno. Se conocieron en el terreno de la militancia y formaron la ONG Adultxs por los Derechos de la Infancia. Y desde hace cuatro años son pareja.

Antes, en 2009, Silvia se enteró que el hombre con el que estaba casada, había abusado de su hijastra, Romina, cuando tenía 11 años. Y a pesar de esa denuncia, la Justicia la obligaba a revincular a su hija con su padre. Fue ahí que Silvia decidió escaparse con la menor.

En ese entonces, Silvia recibió una denuncia penal por impedimento de contacto: un contraataque resultado de los contactos de Suárez en el territorio judicial. El final en esta lucha de la revinculación se dio cuando la hija de Silvia tenía 14 años y dijo ante el juzgado que no quería verlo nunca más ni relacionarse con él.

En ese momento, Romina las acompañó y le dijo a su abusador: "Todas las veces que jodas a la nena, voy a estar yo, te la vas a encontrar conmigo y decime a mí en la cara que no me abusaste". Eso marcó el último intento de Suárez por volver a contactarse.

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Por su parte, Sebastián no se había permitido tener pareja, hasta que conoció a Silvia. Asegura que su vida estuvo marcada por la soledad. "Estaba convencido de que estar tan comprometido con una causa de este tipo no me permitía asumir otro tipo de compromisos. Creo que ahí se me superponían dolores y heridas de mi propia historia de abuso nunca bien trabajadas, me faltaba mucho para afrontar todavía y para curar en ese sentido. Me sentía mejor preservado estando solo", explicó Sebastián.

Silvia y Sebastián conducen una ONG que se llama Adultxs por los Derechos de la Infancia, que a través de encuentros de pares y la visibilización de esta problemática social militan por construir una sociedad adulta que contribuya a salvar la infancia.

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