Vilma Vilte, la salteña que tiene el mejor trabajo del mundo

Sociedad

Una mujer salteña tiene el mejor trabajo del mundo, o por lo menos el que muchos desearían tener: es jueza sensorial de una cervera, una sommelier de cerveza.

Vilma Vilte estudió la licenciatura en Bromatología, en la Universidad Nacional de Salta, y antes de recibirse entró por una pasantía a la Cervecera Salta. Eso fue hace casi 14 años y hoy es respetada y reconocida por los 21 trabajadores que tiene a su cargo.

"Yo tenía 26 años y vivía con mi papás en una casita del mismo barrio (20 de Febrero). Cuando se abrió la convocatoria por el convenio entre la UNSA y la cervecera yo me anoté para la pasantía y mi papá (Ricardo) estaba entre expectante y sorprendido. Entré de pasante y a los 9 meses me hicieron efectiva. Nunca pensé que me quedaría tantos años y que realizaría mi actividad profesional acá", le dijo al diario El Tribuno.

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En las 21 jornadas que dura la elaboración de una cerveza, ella está presente, día y noche, sin horarios. Por día llegan a producir 206 mil litros.

Ella habla de cocina, fermentación, levaduras, mosto y materias primas de una manera contundente. Sin embargo, se detiene a explicar que es la "dueña de las temperaturas". Allí es donde Vilma define, controla y verifica de manera exhaustiva. Sus ojos deben ver desde cocinar la cebada a alta temperatura hasta el frío del filtrado. Entonces es cuando la prueba. La mira, la toma, la disfruta y la tira por una canaleta.

Instruye: "A la hora de servirse una cerveza, lo primero que uno debe mirar es el color y la espuma. Nosotros vendemos una cerveza cristalina que se caracteriza por un color dorado pálido y una espuma persistente. Por eso es que nosotros hacemos regularmente el control y ya tenemos un conjunto de descriptores, buscamos los atributos y los aromas particulares, como así también buscamos los defectos", dijo.

Hoy ya con 39 años y sus casi 14 años de experiencia, es una palabra reconocida en el mundo de las cervezas. Al caminar por la fábrica, solo le basta con mirar los filtros para saber que todo funciona correctamente.

"Para ser juez sensorial no alcanza solo con tener buen paladar u olfato, sino que es necesario entrenar los sentidos en los distintos tipos de sabores y aromas existentes para luego poder identificarlos en un productor", concluyó.






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