Lejos de la moda foodie, un pueblo de Perú mantiene intacta su identidad
Turismo
Perú se convirtió en un paraíso para los amantes de la cocina fusión y el turismo de aventura, pero esta localidad en el Amazonas conserva su encanto rústico más anti-marketing.
Islandia es accesible sólo por agua en barco. Se tarda un día entero desde la ciudad peruana de Iquitos, por lo que es una suerte que las embarcaciones cuenten con hamacas para descansar como si fuese una travesía salida de la película Fitzcarraldo.
También se puede acceder desde la localidad brasileña de Benjamin Constant, que queda a un kilómetro, o tras media hora de viaje en lancha desde Leticia, en Colombia, pero se pueden contratar tours desde Iquitos por unos 50 dólares diarios.
Una vez en Islandia, las divisas pierden su valor y las tarjetas son de decoración ya que sólo se aceptan el sol peruano, el peso colombiano y el real brasileño en tiendas, restaurantes y paseos. La gastronomía local dista un poco de ser la cocina fusión que volvió a Perú un destino gourmet en estos últimos años, pero justamente por eso es atractiva.
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