Un violento desalojo en Río de Janeiro deja 12 heridos y 27 detenidos
Cerca de 5.000 personas habían ocupado una planta abandonada de una empresa de telecomunicaciones. Tras la orden judicial, la policía intentó sacar a las familias y todo terminó en serios incidentes.
"Por la cantidad de material que trajeron en tan pocos días, principalmente laminados de madera nuevos, se puede percibir que fue algo organizado por algún grupo con poder económico y tal vez con intenciones electorales", dijo uno de los policías que participó en la ocupación cuando realizaba una inspección de las toneladas de destrozos que quedaron en el local.
Según algunas autoridades, la invasión fue liderada por "profesionales" interesados en generar disturbios a seis meses de las elecciones presidenciales, regionales y legislativas de octubre.
Las personas que permanecían en el predio afirman que no tienen dónde vivir y que se acomodaron rápidamente en el predio al ser advertidos por familiares o vecinos de que el área sería distribuida entre sus ocupantes.
En tanto, los vecinos de la edificación invadida aseguraron que algunos de los ocupantes ofrecían en venta los espacios de pocos metros cuadrados que ya se habían adjudicado.
Pese a que ningún movimiento ni partido político se presentó como representante de los invasores, algunos letreros pintados en la edificación daban el tono político de la ocupación. "Dilma (Rousseff) queremos vivienda", "Pedir votos saben pero dar vivienda no" y "Millones en el Mundial pero nada en la vivienda", decían algunas de las pinturas.
Pese a que gran parte de los ocupantes abandonó el terreno de forma pacífica, algunos enfrentaron a la policía con piedras, palos y cócteles molotov con que incendiaron algunos de los tugurios. La policía los enfrentó con balas de goma, bombas de gas lacrimógeno y bombas de estruendo.
Entre los heridos figuran tres menores de edad que fueron atendidos por los bomberos en el local de los disturbios e inmediatamente liberados. Tan sólo tres personas tuvieron que ser trasladadas a centros de atención médica.
Entre los detenidos estaba un reportero del diario O Globo que alegó haber sido impedido de filmar con su celular una pelea a puñetazos entre un policía y uno de los invasores. Otros periodistas denunciaron haber sido atacados por desconocidos a pedradas.
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