Miles de fieles participaron del Vía Crucis porteño que terminó en la Catedral

Sociedad

La ceremonia fue organizada por el Arzobispado porteño y la Asociación de Amigos de la Avenida de Mayo. Hubo una gran concurrencia de jóvenes.

El tradicional Vía Crucis de la ciudad de Buenos Aires, organizado por el Arzobispado porteño y la Asociación de Amigos de la Avenida de Mayo, partió en la noche desde la plaza de Lorea, cerca del Congreso, y finalizó  en las escalinatas de la Catedral Metropolitana.

El obispo auxiliar de la ciudad de Buenos Aires, monseñor Eduardo García, hizo una invocación antes de la partida y dijo: "Este camino no lo hacemos solos, sino llevando tantos hermanos nuestros que hacen cada día su via crucis si caminamos con aquellos que sufren".

Se caminó  durante las diez cuadras de la Avenida de Mayo, con breves interrupciones en las 14 paradas del Vía Crucis que recuerdan la pasión de Jesucristo.

La manifestación fue presidida por el Cristo de "Buen Amor" y la imagen de la Virgen Dolorosa, realizada en 1870. Al igual que el año anterior y teniendo en cuenta la concurrencia de jóvenes, se sumó otra cruz de iguales características con 140 luces, que fue transportada por ellos, simbolizando su rol en la construcción del futuro, ya que según  el papa Francisco, los jóvenes "son la ventana a través de la cual entra la luz en el tejido social, imponiendo grandes desafíos".

Al llegar a Plaza de Mayo, los fieles fueron testigos de la representación de la crucifixión de Jesús, teatralizada por un grupo de actores en el marco de una escenografía desarrollada especialmente para el encuentro.

Terminado el Vía Crucis, desde el altar de Bolívar y Avenida de Mayo, la imagen del Cristo yacente fue acompañada por los representantes de colectividades extranjeras –simbolizando la universalidad del sacrificio de Jesús- hasta la escalinata de la Catedral, para quedar expuesto para veneración de los fieles en el Altar Mayor.


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