El aporte argentino a la Real Academia: "Tanguear", "Despelote" y "DNI"

Sociedad

Este jueves se presenta en Madrid el nuevo Diccionario de la lengua española , el que establece las fronteras de lo correcto y lo incorrecto para un idioma que se habla en más de 20 países.

La obra define 93.111 palabras en 2376 páginas. Allí decreta que, de ahora en más, bailar el tango se podrá decir tanguear, y ninguna profesora de Gramática tendrá derecho a corregirlo. El ministro del Interior Florencio Randazzo puede enorgullecerse de que DNI también ha sido incorporada.

Muchas de las novedades son principalmente utilizadas en la Argentina y en América, según publica en su edición de este martes Clarín.

Placar
, sin d, se presenta como un término del Río de la Plata que alude a un "armario empotrado". Las rotiserías de todo el país también pueden celebrar que su nombre ha salido de la clandestinidad, y los policías podrán escribir con tranquilidad la palabra identiquit. Justo antes de que comience la temporada de verano, las temibles medusas locales finalmente será reconocidas como aguavivas, el nombre con el que siempre se las ha llamado en la Costa Atlántica, así como en Uruguay, Chile, Puerto Rico y algunas zonas de España.

Despelote, un término utilizado en España y caro a la cultura argentina, también forma parte de la nueva edición.

Estos son solo algunos ejemplos de las 8.680 que se han incorporado en la nueva edición del Diccionario , elaborado por la Asociación de Academias de la Lengua Española, que reúne a la Real Academia Española y las 21 academias hispanoamericanas, entre ellas la Academia Argentina de Letras.

El número de palabras procedentes de América –28 mil– se duplicó con respecto a la edición anterior, de 2001. José Luis Moure, presidente de la Academia Argentina de Letras, explicó al diario que la nueva obra "tiene una mayor presencia del español que se habla en América, que es el mayoritario". Si bien el proceso de elaboración del diccionario estuvo a cargo de la Academia Española, las demás fueron consultadas durante el proceso.

La lista de novedades puede leerse como una descripción –parcial y fragmentaria– de la región y de la época. Muchas de las nuevas palabras tienen que ver con la tecnología, como ADSL, GPS, led, conectividad, plotear, tableta e hipertextual. Otras reflejan fenómenos económicos bien conocidos en Argentina, y llegan para respaldar tanto el discurso de la oposición como el del Gobierno: está antiinflacionario, pero también autoabastecimiento. Y se suman otros clásicos locales con décadas de trayectoria, como desindustrialización, flexibilización y pauperización.

El Diccionario también refleja los cambios sociales de los últimos años, aunque en algunos casos se trata de realidades tan instaladas que las palabras ya suenan como viejas conocidas. "El diccionario no puede ir tan rápido como la sociedad", declaró José Manuel Sánchez Ron, miembro de la Real Academia Española, en una jornada previa a la presentación del jueves.

Ahora las academias avalan expresiones vinculadas con las nuevas familias (como monoparental y homosexualismo), nuevos hábitos (pilates) y preocupaciones sociales (sostenibilidad), y tendencias preocupantes como la medicalización (el uso excesivo e inapropiado de medicinas). La calle Corrientes también hace su aporte ilustre a la lengua española por medio de la palabra vedetismo, definida como la "inclinación desmesurada a destacar y ser centro de atención".

Progre y cortoplacismo, otras dos de uso habitual en la política argentina, ahora engrosan el léxico avalado por las autoridades lingüísticas, junto con otras palabras que expresan cuestiones más vinculadas con los problemas del otro lado del Atlántico, como antieuropeo y neofascismo. Tal vez la obsesión psicoanalítica porteña influyera en la inclusión de voces como depre y obsesivo-compulsivo, y el problema de la inseguridad se filtra en la dramática acuchillamiento.

El inglés contribuye con una serie de donaciones que algún hispanohablante sabrá valorar, como baipás (un pequeño reconocimiento a René Favaloro), bluyín, dron, espray, esmog, jipismo, órsay, óscar, pósit (por los papelitos autoadhesivos) y la imprescindible supermán. Otros ingresos saben más bien como curiosidades al paladar argentino, como miguelangelesco (relativo a Miguel Ángel), oenegé (por ONG) y la elegante embraguetarse.

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