Un beatle hizo cantar a más de 80 mil personas en el Planetario
Nunca el telescopio Schmidt-Cassegrain de 305 mm, el más potente del Planetario de Buenos Aires, también conocido como "el azul", vio una estrella tan, pero tan de cerca. Ringo Starr se presentó junto a su All Starr Band en el Movistar Free Music, que además fue vista por más de 250 mil personas vía streaming.
Catupecu Machu fue la banda que precedió a "la leyenda", como sus propios músicos de la All Starr Band, llamaron al ex beatle sobre el escenario. El público aplaudió a la banda de Fernando Ruíz Díaz que puso a saltar al público con: "El Grito Después", "Confusión", "Metrópolis", "Cuadros", "Persiana", "A Veces", "Magia" y "Lo que quiero", en lo que fue la previa al hombre más esperado de la noche.
Durante la tarde se turnaron en ese lugar Onda Vaga, Durabeat y Ella es Tan Cargosa, entre los locales que le pusieron música a la previa. Con motivo del despliegue de la tecnología 4G, el historietista Ricardo Liniers hizo dibujos e intervenciones en el predio, mientras que la cocinera Narda Lepes preparó platos exclusivos. En el 2do escenario además hubo una inesperada sorpresa: Charly García y David Lebon tocaron juntos, dos ex Serú Girán, grupo alguna vez llamado cariñosamente "los Beatles argentinos".
Ringo fue el frontman que todos esperaban y también supo ser sólo el baterista de su banda de estrellas, cuando el protagonismo pasó por otros lados. El grupo tocó 24 temas, clásicos del rock que pusieron nostálgico a más de uno, intercalados con las dosis justas de los temas del beatle, cantados a los gritos como himnos en la noche palermitana.
"Y ahora un tema de un grupo en el que estuve..." decía Starr para hacer estallar a todos los presentes, y rematar con un: "...Rory Storm and the Hurricanes", su banda anterior a los Beatles. Claro que todo se trataba de una broma y acto seguido hacía sonar "Boys", una de las primeras canciones que le tocó cantar junto a John Lennon, Paul McCartney y George Harrison.
Una mujer robusta, de unos 60 años, baila agitando un pañuelo, saltando en el lugar con la vista clavada en Starr que desde la batería entona "Honey Don´t" y ella en transe la entona con él. A la mujer no le importa que la miren y nadie tampoco la está mirando. El foco de todos está puesto en el beatle que detrás de los palillos, canta los mismos temas que hace 50 años cantaba junto a una de las bandas más grandes de la historia del rock: "Don´t pass me by", "Act naturally" o sus himnos personales "Yellow Submarine" y "With a little help from my friends".
Ringo mueve la cabeza de lado a lado, y aunque a los 74 años ya no tenga el mismo flequillo que a los 18, las imágenes en blanco y negro vienen solas. Uno se da cuenta que está viendo a la misma persona, hacer los mismos movimientos que le vio hacer hasta el cansancio en videos de YouTube, DVDs o VHSs, según la contemporaneidad, porque el público es de todas las edades.
"Sólo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios", dice Jorge Luis Borges al final de uno de sus cuentos más famosos, "Emma Zunz". Un final que puede caberle a la noche de más de un fanático que entornando los ojos, soñó estar viendo a los Beatles. Porque no era el London Palladium de Londres, ni el Shea Stadium de Nueva York, era el MoviStar Free Music y era Buenos Aires, no eran Lennon, McCartney y Harrison los que lo acompañaban, pero con Starr sentado en su batería, bien podrían haber sido.
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