A los asesinos al volante no les importa nada

Sociedad

Lo que pasó en González Catán, en San Isidro o en Moreno, es apenas una muestra de aquellos que creen que el auto es un arma, y lo usan como tal.

La noticia se repite a diario, es moneda corriente. Un conductor alcoholizado atropella, mata y escapa. Otra noticia clásica suele ser. Iba a alta velocidad, atropelló, mató, escapó y lo detuvieron en su country.
En González Catán ganó la barbarie. Juan Fernández, con antecedentes penales y libertad condicional, por haber matado a un vecino por una bordeadora, manejó su auto, como un arma.
Sin importarle nada, chocó el frente de un kiosco y le causó la muerte a la kiosquera y a un nene de 7 años, que iba a comprar huevos de pascua.

accidente Catan

Tras el doble homicidio, el autor se fue del lugar sin importarle nada. Es más, hay testigos que aseguran haberlo visto, al rato provocando y tomando cerveza a metros del lugar del accidente.
En San Isidro, a Agustín Mieres, dedicado al rubro inmobiliaria, tampoco le importó nada. Con su camioneta atropelló una moto, y causó la muerte del conductor.
No se detuvo, fugó hasta su casa en un country, y sólo se puso a disposición de la justicia cuando la policía lo encontró.
Nunca hubo arrepentimiento. Un video deschava cómo fue el accidente y cómo Mieres arrastró la moto y el cuerpo de Gonzalo Bolañez.
En el acceso Oeste, pasó algo parecido. Miguel Camacho ya había sido detenido por manejar borracho en Pilar. El test le dio 1.78, cuatro veces más de lo permitido. Le sacaron la licencia. Pero no le importó nada y salió a manejar otra vez, alcoholizado.
En ese contexto, atropelló y mató a un ciclista en plena autovía. La alcoholemia le dio 1.28.
Asesinos al volante, desprecio por la vida, el auto como un arma.

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