El Estado Islámico se apoderó de una de las ciudades más importantes de Irak

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Según confirmó una fuente de seguridad, los extremistas han tomado la sede de la Octava Brigada del Ejército, último reducto militar que seguía bajo poder de las fuerzas gubernamentales en la localidad.

La milicia Estado Islámico (EI) se anotó ayer su principal victoria militar en casi un año al anunciar que tomó el control total de la ciudad de Ramadi, la capital de la provincia occidental de Al Anbar y hogar de medio millón de personas a sólo 130 kilómetros de Bagdad, una noticia que no fue confirmada por el gobierno iraquí.

El comunicado del grupo islamista, que fue difundido por internet, se conoció justo cuando se multiplicaban las versiones que hablaban de una retirada masiva de los soldados iraquíes de la estratégica ciudad, después de dos días y medio de fuertes combates que dejaron alrededor de 500 muertos.

Alimentando esos rumores sobre la caída de la ciudad, el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, lanzó un desesperado llamado en la televisión pública para que las tropas desplegadas en Ramadi no se retiren ni de la ciudad ni de la zonas vecinas en la provincia de Al Anbar, según reprodujo la cadena de noticias qatarí, Al Jazeera.

Además, un video difundido por la cadena de noticias saudita, Al Arabiya, mostró a una caravana de vehículos blindados del Ejércitos que dejaban a toda velocidad Ramadi, mientras que una fuente de seguridad iraquí informó que el EI había tomado la sede de la Comandancia Militar de la provincia de Al Anbar, en Ramadi, y todo su arsenal pesado. Este era el último reducto militar que le quedaba al Ejército en la región.

Ante el innegable avance de los islamistas del EI, el jefe del gobierno iraquí también ordenó por televisión que los grupos paramilitares chiitas que pelean junto con el Ejército contra el EI viajen a Ramadi.

Este anuncio demuestra la debilidad del gobierno nacional ya que apenas unos días atrás uno de los jefes tribales más importantes de esta región de mayoría sunnita, el jeque Ali al Hatim, había advertido que un avance de milicianos chiitas sobre Ramadi sería considerado como "una ocupación iraní". De concretarse esta amenaza, el conflicto en el oeste de Irak podría profundizarse y acentuar su lado más sectario.

Desde finales de 2013, miles de combatientes del EI sorprendieron al mundo al conquistar una tras otra ciudad y pueblos del oeste y el norte de Irak, hasta controlar más de un cuarto del territorio, lo mismo que sucedió en la vecina Siria.

Gran parte del éxito de la milicia extremista islamista se debió en Irak a que consiguió el apoyo de muchas de las milicias tribales sunnitas, especialmente en el oeste del país, donde se encuentra Ramadi y donde la mayoría de esa etnia sufre la discriminación, la represión y la enajenación política de los sucesivos gobiernos de mayoría chiita, productos de la invasión y la posterior ocupación estadounidense.

Además de contar con el apoyo de Washington, estos gobiernos nacionales de mayoría chiita contaron y cuentan con el explícito apoyo de la República Islámica de Irán, una teocracia chiita.
El EI finalmente capturó la atención de las grandes potencias occidentales cuando en junio pasado tomó el control de Mosul, la segunda ciudad de Irak, con muy poca resistencia.

Este inédito avance y las ejecuciones grabadas de varios periodistas y trabajadores humanitarios estadounidenses y británicos dieron paso a una nueva intervención militar de Estados Unidos en el país, apenas dos años y medio después que el gobierno de Barack Obama ordenara el fin de la guerra en Irak.

La campaña de bombardeos aéreos que comenzó a lanzar en agosto pasado Estados Unidos a la cabeza de una nueva coalición internacional y el envío de millones de dólares en armas, ayuda logística y entrenadores militares para las fuerzas iraquíes que combaten a los islamistas en el terreno lograron frenar su avance y hasta los hizo retroceder.

En marzo pasado, el Ejército y fuerzas locales kurdas, apoyadas desde el aire por los aviones de la coalición liderada por Estados Unidos, recuperaron el control de Tikrit, una de las principales ciudades del norte de Irak que había sido tomada el año pasado por los islamistas del EI.

Pero mientras en el norte la milicia extremista perdió un poco de territorio, siguió avanzando en el oeste, especialmente alrededor de Ramadi, una ciudad con una población de medio millón de personas a sólo unos 110 kilómetros de Bagdad, la capital del país.

El viernes pasado milicianos del EI atacaron Ramadi utilizando una topadora blindada para eliminar las barricadas colocadas en la ruta y seis coches bomba que fueron abriendo camino hasta que batallones de milicianos llegaran al centro de la ciudad, en donde se encuentra la sede de gobierno de Al Anbar.

Al día siguiente, Estados Unidos respondió a este avance redoblando los bombardeos aéreos contra las posiciones de los insurgentes islamistas en esa zona y, por un momento, pareció que logró replegarlos a ciertas zonas de la estratégica ciudad.

Pese a que hoy los bombardeos aéreos de la coalición dirigida por Washington continuaron golpeando la zona, los ataques del EI volvieron a multiplicarse y todo indica que lograron quedarse con casi toda la ciudad, especialmente con el barrio Malaab, en el sur, en donde se habían refugiado los soldados atacados el viernes pasado.

Según dijeron fuentes de seguridad iraquíes a la cadena de noticias France 24, el gobierno nacional estima que alrededor de medio millar de personas murieron en las últimas 48 horas en Ramadi y miles siguen abandonando sus hogares y abarrotando las rutas que conectan esa ciudad con la capital, Bagdad.

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