Chofer imprudente debe pagar indemnización millonaria a un pasajero

El chofer de una camioneta utilizada para el transporte de pasajeros deberá pagar una indemnización millonaria a los familiares de un joven que sufrirá secuelas por un accidente. También la víctima tendrá que hacerse cargo de su tratamiento, debido a que se la responsabilizó por aceptar viajar sin el cinturón de seguridad abrochado y con las puertas traseras abiertas.

Un Tribunal Colegiado Extracontractual de Rosario obligó al chofer a pagar medio millón de pesos a un joven de 18 años que permanecerá postrado de por vida tras sufrir un accidente. Además del conductor del rodado, también la compañía aseguradora deberá aportar dinero por el accidente.

En lo que respecta al chofer, deberá compartir con el joven el 50 por ciento de los costos de los múltiples tratamientos; estimados en 939.996,43 pesos, más intereses, en los que también se tuvieron en cuenta los alcances del daño psicológico, según informó Clarín hoy.

El fallo, que ya fue apelado por las dos partes, responde a lo ocurrido en un accidente ocurrido a las 7.30 del domingo 6 de febrero de 2005, en la localidad santafesina de Carcarañá, 50 kilómetros al oeste de Rosario.

Según las pericias, A.O. viajaba como acompañante en la parte trasera de un Citroën Berlingo y sufrió lesiones en la columna vertebral, con serio compromiso medular, pérdida de movilidad y sensibilidad en sus cuatro extremidades. El accidente le provocó una incapacidad parcial y permanente del 95%, por lo que no volverá a caminar.

De acuerdo a lo determinado en el juicio, G.O. tomó una curva muy cerrada a 40 kilómetros por hora, cuando debió hacerlo a 25; lo que produjo el vuelco de la camioneta.

Un testigo ocasional aseguró que las puertas corredizas traseras estaban abiertas. Ese dato fue desmentido por el conductor y el pasajero, pero ratificado por los peritos.

El conductor justificó la maniobra asegurando que al ingresar en la curva la camioneta se bamboleaba, que resbaló en el ripio y que terminó pisando una zanja al intentar esquivar una columna de alumbrado público.

Los jueces concluyeron que la velocidad no era conveniente, ratificando de esta manera "el obrar poco prudente" del chofer.

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