Muerte y misterio: la fiscalía dice que no está confirmado que el militar haya sido asesinado

Télam
Por Télam

  • Jorge Oscar López, el sargento que trabajaba en la Casa Rosada fue encontrado muerto en un acantilado de Chapadmalal, con un disparo de arma de fuego en la cabeza y luego arrojado al mar, según los médicos forenses.
  • Sin embargo, la fiscalía dice que todavía no se pudo determinar si se trató de un asesinato o de un suicidio.

El sargento que trabajaba en la Casa Militar de la Casa Rosada y fue hallado semidecapitado en Chapadmalal a principios de mes presenta un disparo de arma de fuego, aunque la investigación todavía no pudo confirmar si se disparó o lo mataron, afirmó la Fiscalía General de Mar del Plata a minutouno.com.


 


En tanto que, otras fuentes de la investigación descartan el suicidio de López porque el sargento era diestro y el balazo lo tiene del lado izquierdo de la cabeza. 


 


La autopsia determinó que Jorge Oscar López, de 40 años, tenía un disparo en el cráneo y que las lesiones en su cuerpo, producto de la caída al acantilado, fueron post mortem. 


 


Según explicó un experto forense, en caso de que López se hubiera suicidado al borde del acantilado y luego caído al vacío, las lesiones del cadáver serían vitales porque en el trayecto su sangre hubiera seguido bombeando por unos segundos. 


 


Otro aspecto que los investigadores tienen en cuenta para sostener que López fue asesinado y luego arrojado al acantilado es que en los últimos días la Policía realizó rastrillajes en la zona de Chapadmalal, donde apareció el cadáver, y no halló ningún arma. 


 


El 12 de octubre pasado, López, quien vivía en el barrio porteño de San Telmo, se despidió de su esposa y sus dos hijos para supuestamente ir a trabajar, pero no concurrió y la mujer denunció la desaparición ante la fiscal de instrucción 30 de Capital Federal, Marcela Sánchez. 


 


Algunos familiares y amigos declararon que notaron que el sargento estaba "raro", pero el militar no le había manifestado a nadie que tuviera planeado abandonar su hogar. 


 


El 5 de noviembre, un grupo de niños encontró un cadáver semidecapitado en una playa de Chapadmalal, 30 kilómetros al sur de Mar del Plata, y tras efectuarse una comparación a través de huellas dactilares se determinó que se trataba del suboficial del Ejército. 


 


La decapitación no era desde el cuello, sino que le faltaba la parte superior de la cabeza, aparentemente por haber sido empujado y golpearse contra las rocas que hay en la zona. 


 


El cadáver tenía puesta la misma ropa que el sargento usaba desde el día de su desaparición y sólo le faltaba uno de los botines, el cual pudo ser arrastrado por la marea. 


 


A unos mil metros del lugar donde apareció el cuerpo, entre las rocas de la costa, también se halló el auto de López, un Volkswagen Gol patente EUP 351, cerrado y con documentación en su interior. 


 


Los peritos levantaron varias huellas y rastros para tratar de determinar si el militar llegó solo a ese lugar o si estaba con otra persona. 


 


Apenas se encontró el cuerpo, se creyó que el sargento se había suicidado arrojándose de un acantilado o había tenido un accidente, pero la fiscal Sánchez, quien estaba a cargo de la causa por su paradero, viajó especialmente a Mar del Plata para investigar si el militar fue víctima de algún delito. 


 


Las sospechas surgieron porque nunca se encontraron ni la campera ni el teléfono celular de López y se determinó que la última vez que realizó una llamada fue el 13 de octubre, un día después de su desaparición, con una antena de Chascomús, cuando se presume que estaba en pleno viaje hacia la costa. 


 


Además, al llegar, el sargento no se registró, al menos con su verdadera identidad, en ningún hotel de Chapadmalal o Mar del Plata. 

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