Tres ejemplos de honradez y dedicación al trabajo dijeron presente en Grandes de la Vida

Espectáculos

La última edición de Grandes de la Vida, el programa que produce Chiche Gelblung y que se emite todos los sábados a las 22 por Canal 26, tuvo de invitados a tres ejemplos de vida, sencillez y honradez: Silvio Soldán, Rubén “El Ancho” Peucelle y el Ballet 60-90. Un programa verdaderamente imperdible, ¿o no?

Soldán abrió las puertas de su casa para hablar de sus comienzos y mostrar la vitrina en la que, prácticamente, se hace imposible contar la cantidad de premios, menciones y reconocimientos que logró a lo largo de su carrera. Es que este grande desarrolló desde chico su vocación por el trabajo.

De muchacho comenzó a trabajar en la animación y presentación de distintos espectáculos, y ya desde el comienzo esta profesión le brindó sorpresas: es que, en una de sus primeras presentaciones, en un teatro barrial, le tocó presentar al entonces presidente de la Nación, Juan Domingo Perón.

El gran público quizás conozca a Soldán sólo por sus programas de televisión y radio, pocos, tal vez, por los poemas y canciones –alrededor de 300- que escribió. La admiración que genera en todo el país es tal que en Palpalá, Jujuy, una plaza lleva su nombre.

Más de 70 años vividos… siempre con la misma intensidad

Rubén “El Ancho” Peucelle superó “hace unos cuantos años” la barrera de los 70 años de vida, sin embargo hoy sigue entrenado a diario y trabajando como lo hacía de joven: de Titanes en el Ring a 100% Lucha. Un indiscutido grande de la vida.

El apodo de “El Ancho” le quedó después de que un chico, en la calle, le dijera a su padre “mirá que espalda grande que tiene ese hombre, papá”. Rubén, hoy, levanta en el gimnasio de su casa barras cargadas con 100 kilos. Peucelle es el pionero del fisicoculturismo en Argentina y sigue respetando la rutina de entrenamiento que lo mantiene igual de activo que siempre.

Soñar con los pies, ¿es posible?

Para los integrantes del Ballet 40-90 (nombre dado por las edades de sus integrantes, de entre 40 y 90 años), soñar es posible, tanto que lo adoptaron como leitmotiv. Todos los viernes a las 21 se suben al escenario del Teatro Empire para alzar esta bandera.

Elsa Agras es la directora y desafía: “Imagínense (lo maravilloso de)  tener proyectos a esta edad”. Elsa tiene una particularidad que parece demostrar su amor por la danza, es que durante todo el día camina con bastón, salvo cuando baila, en ese momento lo deja fuera de la pista… no lo necesita.

Sus dirigidos asienten con sus propias vivencias.  “La sensación de estar arriba del escenario no se puede transmitir, hay que vivirlo”; “los dolores se van mágicamente”, dicen unos y otros casi al mismo tiempo. Los integrantes del Ballet 40-90 vencieron prejuicios, superaron enfermedades, son un ejemplo para los más jóvenes y el público los aplaude. Muestras de ser verdaderos grandes de la vida.

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