Los paralelismos entre el crimen de Campana y el de empresarios
* En ambos casos hubo desapariciones previas y vehículos quemados. Todos fueron ejecutados y aparecieron maniatados al costado de una ruta. Dos casos con mucho en común.
Como en la secuela de una película de terror, se repiten las características entre la “Masacre de Campana” y la aparición de los tres cadáveres de los jóvenes empresarios, dos farmaceuticos y un publicista, al costado de la Ruta 6. Vehículos quemados, ajustes de cuentas, desapariciones previas que la policía no investigó… ¿El lejano oeste llegó a la provincia de Buenos Aires?
De inmediato, la memoria colectiva se situó frente al caso de la masacre de la familia Mansilla, cuyos cuerpos fueron encontrados a principios de este mes al costado de la ruta Panamericana, a la altura de Campana.
Pero el hecho de que los cadáveres hayan sido encontrados al costado de una ruta en la provincia de Buenos Aires no es la única similitud entre los casos: además se encontró en llamas la camioneta de uno de los empresarios, de la misma manera en que se había hallado calcinado el auto de la familia Mansilla. Por otra parte, en los dos casos se habría tratado de un ajuste de cuentas.
Tanto la familia Mansilla como los tres empresarios, desaparecieron días antes de que sus cuerpos fueran encontrados golpeados hasta morir, en el caso de los Mansilla y con balazos certeros en el caso de Forza, Ferrón y Bina.
En ninguno de los dos casos se detectó un gran esfuerzo policial por encontrarlos. De hecho, se supo que uno de los empresarios había recibido una amenaza, y en el caso de los Mansilla, conocían a sus agresores, Ángel Fernández y su sobrino Cristian.
Las víctimas fueron encontradas en los dos casos atadas. La única diferencia, triste, es que los empresarios desaparecieron de diferentes puntos del oeste de la ciudad de Buenos Aires, y aparecieron juntos en el camino a General Rodríguez. Los Mansilla desaparecieron al mismo tiempo, pero a los padres, Daniel Mansilla y Sandra Rabago, los encontraron unos días antes de que a sus hijos, Milagros y Agustín, de 8 y 11 años.
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