Los robadores
*La primera vez que entraron en casa nos asustamos mucho, mi papá no se movió de su lugar en ningún momento, parecía que no respiraba; mi mamá gritaba cosas que nadie de los presentes se tomó el trabajo de entender, mientras nos abrazaba - muy fuerte- a mi hermana y a mí, como si nos fuera asfixiar.
*Por Mario Cesar Lamique.
La tercera vez que entraron en casa nos habíamos mudado pero nos encontraron igual, estábamos solos, mi mamá ya se había ido y mi papá tardaba en llegar; ellos entraron sin esfuerzo y con sus dos bolsas robaron cada uno de los artefactos del hogar y los muebles poniendo otros falsos en su lugar; sin mirarnos, siguieron robando, un florero, expresiones de fotos familiares y hasta posters de la habitación de mi hermana que abría la boca como si estuviera por decir algo y se balanceaba de atrás para adelante como presagiando una caída.
La cuarta vez que entraron en casa, los maté.
Mi mamá viene a verme seguido y me cuenta mentiras sobre su vida para no decirme la verdad, continúa diciendo frases incomprensibles aunque ya no me puede abrazar - muy fuerte - como si me fuera a proteger.
Mi padre está tranquilo en casa, a salvo de sobresaltos, ya sin nada verdadero que le puedan robar; mi hermana a veces emite algún sonido, pero de su boca nunca sale una palabra, mientras su cuerpo se balancea de atrás para adelante estando siempre apunto de caer.
Por Mario Cesar Lamique
Dejá tu comentario