¿Tinder de bebés? Cómo funcionan los bancos de semen en Argentina

Sociedad

En el país hay un vacío legal y los bancos se rigen por protocolos propios. ¿Cómo se elige al donante? La polémica en torno a la "selección fenotípica": dime con qué rasgos quieres a tu hijo y te diré qué esperma te corresponde.

"Encuentre al donante adecuado según sus preferencias", propone en su página web el banco de semen Cryobank, que se presenta como el de "mayor experiencia" en el país. Las "preferencias" implican decisiones de la mujer sobre la apariencia del hombre que elegirá, pero los empleados de Cryobank no aceptan dar precisiones sobre cuál es el grado en el que ella puede influir en esa selección. Ante las consultas de la prensa, responden a secas: "No podemos dar notas".
En la Argentina no hay normas que regulen las donaciones rentadas de semen y los bancos de esperma locales se rigen por protocolos propios. Llevan adelante un "reclutamiento" -que se basa en una serie de entrevistas y estudios- para aceptar a los candidatos en el programa. Se jactan de usar criterios estrictos y presentar bajas tasas de aceptación: sólo son admitidos un 5 por ciento de los interesados. Algunos guardan muchas muestras de stock por donante, para darle luego la posibilidad a una mujer de usarlas para un segundo o tercer embarazo.
"Al donante se le paga una cantidad ínfima, unos 30 dólares sería el promedio internacional. Por eso para los hombres que deciden donar, esto no es negocio en absoluto", aseguró a minutouno.com el doctor Nicolás Neuspiller, titular de Fecunditas, un instituto de medicina reproductiva en el que funciona otro de los bancos de semen nacionales.
La mujer que decide recurrir a este tratamiento "debe pagar por un lado la inseminación artificial, que cuesta entre 8 mil y 10 mil pesos, y por otro lado pagarle al banco de semen, con cifras que oscilan entre los 6 mil y los 12 mil", explicó a este sitio Agustín Pasqualini, director médico de Halitus Instituto Médico, y aclaró: "Igual depende del banco al que se recurra y si se le quiere realizar estudios genéticos adicionales. En el caso de necesitar medicación, se estima 8 mil pesos más. Por lo que podemos decir que el tratamiento entero puede costar hasta unos 30 mil pesos".
A estos lugares acuden en su mayoría mujeres que eligen ser madres solteras, parejas de lesbianas o matrimonios infértiles, y todos ellos pueden cumplir sus deseos de ser padres. La inseminación artificial se practica hace décadas en el país y se utiliza cada vez con mayor frecuencia. Los médicos especializados en estos tratamientos rescatan que los chicos concebidos a través de la donación de esperma tienen menos probabilidad de desarrollar cierto tipo de enfermedades tras el nacimiento en comparación con la población general.

Esto se explica porque los bancos sólo aceptan donantes que tienen una buena calidad seminal y además adoptan rigurosos procedimientos de selección de donantes, que incluyen la limitación en su edad (en general se establece entre 21 y 39 años) y detección de posibles complicaciones genéticas. Además, se aseguran de que el esperma utilizado para una mujer receptora proviene de un donante cuyo grupo sanguíneo y perfil genético es compatible.
Sin embargo, en la Argentina la falta de normativa en este campo tiene consecuencias. Por un lado, existe una polémica de índole ético, al abrirse la posibilidad de un "mercado" desregulado de elecciones basadas en criterios estéticos para seleccionar a los donantes. Por otro lado, el vacío legal abre debates en torno a cuáles son los derechos del niño por nacer a conocer su identidad.
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El arte de la selección
En Estados Unidos hay lugares en los que se puede elegir un donante "a la carta". Las mujeres tienen la posibilidad revisar catálogos y seleccionar entre la oferta el más adecuado ante sus gustos. No sólo encuentran fotos y videos; también se les permite obtener datos de sus vidas, sus gracias y su desempeño académico.
En la Argentina la receptora no posee estos datos sobre el donante. Lo que explican los bancos de esperma locales es que las muestran se clasifican con números que se ingresan a un programa que hace un cruzamiento de datos para elegir al donante más compatible en función de las características físicas de la pareja o mujer receptora. El objetivo explícito es lograr una "homologación": emparejar el fenotipo y aspecto físico de donantes y pacientes.
"Cuando receptor solicita muestra de banco se pide una foto para que sea parecido a él. Nosotros no permitiríamos que una mujer elija lo que le guste, de ninguna manera. Si es madre soltera se busca que sea parecida a ella", asegura Neuspiller en diálogo con este sitio. Esto implica que el donante sea compatible en grupo sanguíneo y que el color de piel, cabello y altura sea parecido a los de la receptora o su marido.
No obstante, entre la búsqueda de que el futuro niño se parezca a la madre para lograr una "sana identificación" y la posibilidad de elegir a los hombres por catálogo, queda un terreno poco sólido en el que surgen interrogantes. En Cryobank ofrecen distintas "modalidades" de elección. Su página, incluso, explica: "Si sos del interior, o no podés trasladarte, podés enviarnos la ficha con las características físicas del donante deseado (por correo electrónico o por correo postal) y adjuntar las fotos que quieras compartir (amigo, hermano, esposo, familiar, artista conocido, etc.) para que podamos establecer él o los donantes con la mayor compatibilidad en los rasgos físicos". También ofrece "la posibilidad de realizar la entrevista y la selección fenotípica del donante por Skype".
El anonimato y el vacío legal
Otro de los interrogantes que se abre respecto al tema tiene que ver con la cláusula de "anonimato". En el caso de Cryobank, el banco explica que "las donaciones son anónimas", con lo cual los donantes firman un consentimiento mediante el cual renuncian a todo tipo de vínculo y posibilidad de reclamo futuro. "Los datos completos son guardados confidencialmente por Cryobank para el hipotético caso en que fuera necesario conocer algunos detalles del donante por motivos de índole médica", aclaran.
Neuspiller explicó a minutouno.com que en Fecunditas también rige el "anonimato" y detalló: "Cuando sea mayor de edad –siempre y cuando un juez lo autorice- el joven podrá conocer la identidad del donante". En tal sentido, explicó: "Una mujer puede elegir a un donante que acceda a hacer una donación abierta o inclinarse por uno que decida que quiera cerrada. La mayoría de los donantes prefieren anonimato total. La donación abierta implica que el donante da el consentimiento para que, una vez que el chico cumpla 18 años y si un juez lo aprueba, pueda conocer la identidad del donante".
La falta de reglamentación no sólo puede contrariar el derecho de los chicos a conocer la identidad de sus progenitores. La mayoría de los bancos de semen locales se rige por los criterios de la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva, que aconseja limitar el uso del esperma a 25 nacimientos para evitar una concepción consanguínea involuntaria entre los descendientes. Por eso, los bancos piden a las mujeres que notifiquen de sus embarazos para poder realizar un "seguimiento de números de embarazos por donante". Pero no tienen esa obligatoriedad como tampoco la de mantener registros precisos, lo que puede volver complejo advertir a las familias relacionadas -o incluso a los donantes- cuando una enfermedad genética se descubre en uno o más hijos de donantes.
Fecunditas conformó en 1999 el primer Comité de Bioética dedicado exclusivamente a la problemática de la reproducción humana en el país, ante los desafíos que comenzaron a presentarse a raíz de las nuevas metodologías reproductivas. A casi dos décadas de esos primeros planteos, aún existe un vacío legal y muchas dudas que es necesario despejar ante los desafíos frente a nuevos tipos de familias que obligan a despegarse de viejos moldes y prejuicios.

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