La argentina Mama Antula fue proclamada beata en Santiago del Estero

Sociedad

María Antonia de San José fue una mujer santiagueña que defendió los derechos de los más pobres en el siglo XVIII y fue pionero de la "Iglesia en salida".

María Antonia de San José, más conocida como Mama Antula, la mujer santiagueña que defendió los derechos de los más pobres en el siglo XVIII y fue pionera de la "Iglesia en salida" que quiere el papa Francisco, fue proclamada hoy beata en Santiago del Estero por el cardenal Angelo Amato, enviado especial del pontífice argentino.

"Concedemos la facultad de que la venerable sierva de Dios María Antonia de San José, María Antonia Paz y Figueroa, virgen, fundadora de la Casa de Ejercicios Espirituales en la ciudad de Buenos Aires, dócil instrumento de la misericordia, asidua misionera en el servicio del evangelio, sea llamada beata de ahora en adelante", leyó en italiano el purpurado el decreto firmado por Papa y luego en español el obispo de Añatuya, monseñor Melitón Chávez.

A las 11.48 una gigantografía con la imagen de la beata Mama Antula fue desplegada en el altar, en medio de vítores y aplausos de miles de fieles reunidos en la Plazoleta Gerardo Sueldo, del Parque Aguirre, en la capital provincial.

El cardenal Amato indicó, además, que el Papa estableció que la fiesta litúrgica en honor laica consagrada santiagueña sea el 7 de marzo, fecha de su fallecimiento, "en los lugares y modos establecidos".

"Le damos las gracias al papa Francisco por haber proclamada beata a la sierva de Dios María Antonia de San José", dijo el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli.

Francisco se unió a esta fiesta religiosa con un mensaje, que fue leído por un sacerdote santiagueño, en el que dio gracias a Dios por "haber bendecido vuestra tierra con esta mujer valiente, plena de amor a Jesucristo, y que nos señala el camino, el único de salvación".

"Le pido a ella que los bendiga a todos ustedes y los haga crecer en el amor de Dios y en amor entre ustedes", agregó y como es habitual pidió rezar por él.

Previamente, el cardenal Poli y el obispo Vicente Bokalic (Santiago del Estero) solicitaron al enviado papal la inscripción de Mama Antula en el libro de los beatos, mientras que Silvia Correarle, postuladora de la causa, hizo una semblanza de su vida.

Al terminar el ritual de beatificación, se acercó hasta el altar una imagen del Niño Jesús Pasionario, que Mama Antula llamaba "El Manuelito" y llevaba en sus peregrinaciones y a los ejercicios espirituales.

En la homilía, el cardenal Amato definió a Mama Antula como "una incansable misionera en la formación de los laicos y de los sacerdotes", y destacó que "lograba entrar en las cárceles para convertir y santificar esas almas extraviadas".

En tanto, monseñor Bokalic reivindicó el papel de la mujer en la sociedad, donde muchas veces es "reducida a la esclavitud", y reclamó con urgencia una "presencia femenina más capilar en la Iglesia".

"Mama Antula, como la llamaron los pueblos originarios, la madre que invita y acerca con bondad a no quedarnos, a salir como salió ella y estar cerca de pobres, desalentados, de los que no tienen esperanza o fueron olvidados por nuestra sociedad", subrayó.

Las autoridades provinciales estimaron que unas 35.000 personas llegaron hasta Santiago del Estero para participar de la ceremonia religiosa, entre unos 40 obispos y 500 sacerdotes. Asimismo, asistieron la vicepresidenta Gabriela Michelli, quien leyó la segunda lectura durante la celebración, la gobernadora santiagueña Claudia Ledesma Abdala, su esposo el senador nacional Gerardo Zamora, y autoridades provinciales.

Mama Antula nació en 1730 en la ciudad de Santiago del Estero y es considerada la primera mujer en pelear por los derechos humanos de los más pobres, difundió los ejercicios espirituales ignacianos en todo el país tras las expulsión de los jesuitas y fundó la congregación de la congregación Hijas del Divino Salvador. Asimismo, fundó la Santa Casa de Ejercicios, que todavía funciona en Independencia y Salta, en el barrio porteño de Constitución, y fue la primera en introducir la devoción de San Cayetano en Buenos Aires.

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