#FilosofíaAplicada Dulce o travesura
El caso de Mailén, la niña que desapareció momentáneamente y puso en vilo al país nos lleva a reflexionar sobre el concepto de "travesura" y su relación con el acto de transgredir. ¿Cuándo una transgresión es revolucionaria y cuándo una llamada de atención? ¿Se puede transgredir siempre?
No obstante, podemos comprender que cuando la transgresión deja de tener un fin ulterior y se transforma en un mecanismo repetitivo para posicionarse como diferente al resto pero sin una idea conducente ni un mensaje para transmitir, lo único que logra es perder el sentido, vaciarse de contenido. Por consiguiente es posible afirmar que la transgresión constante no sólo no logra romper con ningún orden, si no que además lo legitima y reproduce.
Dentro de la historia de la filosofía muchos han sido los personajes transgresores aunque quizás el más reconocido como tal es Friedrich Nietzsche, aquel que llamaba a filosofar a martillazos y proclamaba que "Dios ha muerto". Pero ¿buscaba Nietzsche romper con el pensamiento anterior a él y sólo dejar ruinas? Posiblemente no, su forma de pensar nos indica que buscaba des-estructurar el ser no para caer en un nihilismo si no más bien para defender el vitalismo, para afirmar el verdadero valor de la vida, desprendida de las ataduras que la reprimen, salvada de la "moral para esclavos".
Volviendo al tema de los niños y niñas, quizás muchas veces se instaura una complicidad hacia ciertos actos que llamamos "traviesos" pero no admitimos ni fomentamos su capacidad crítica y hasta nos disgustamos cuando buscan anteponerse con sus propios argumentos al orden que los adultos intentan imponer. En definitiva hasta somos capaces de propiciar en ellos una transgresión absurda, repetitiva hasta el infinito, pero incapaces totalmente de educarlos para la emancipación, para que piensen por ellos mismos.
En este sentido, posiblemente muchos sostendrán que a Mailén le cabe un buen castigo por lo que hizo pero ¿realmente se busca que reflexione sobre sus actos, que aprenda sobre la libertad de cuidarse y hacerse cargo de sí misma? Al travieso se lo aplaude si nos causa gracia pero se lo condena si nos provoca, nos incomoda o nos enoja. Pareciera entonces no haber término medio, no haber una coherencia en donde se eduque a los chicos para velar por su propia integridad sin que eso signifique aceptar dócilmente las directivas ordenadas. Claramente Mailén necesita de un espacio para entender que lo que hizo pudo haberla perjudicado a ella y a los de su entorno, pero esto no significa que haya que legitimar una travesura vacía ni inculcarle el miedo a elegir; lisa y llanamente se deberá buscar que comprenda qué es ser responsable, y que serlo incluye también tener la potestad de transgredir.
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