El MIT y Google trabajan en la tipografía del futuro

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El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Google y la compañía Monotype fundaron el consorcio Clear-IP, cuya misión es investigar las tipografías y otros factores de diseño para adaptarlos a las nuevas formas de lectura en pantallas digitales y así lograr que las personas consigan una mejor comprensión y retención de la información en un simple "vistazo".

"El texto es el principal componente de casi todo lo que hacemos con los dispositivos digitales. Lo que la mayoría de las personas no se da cuenta es de que no todas las fuentes son igualmente legibles", explicó a Télam Jonathan Dobres, investigador principal de Clear-iP y del MIT.

El proyecto que está desarrollando el MIT desde hace un año se originó porque sus investigadores observaron que la mayoría de los estudios que existen sobre la legibilidad de los textos y el diseño de la información están enfocados en la lectura impresa y no en la que las personas ven en sus dispositivos digitales.

Por eso, el laboratorio AgeLab, que pertenece al MIT- está llevando a cabo el proyecto Clear-IP, cuyo nombre completo es Clear Information Presentation Consortium (Consorcio para la Presentación de Información Clara), en el cual también trabajan hasta el momento Monotype, Google y una empresa automotriz.

"Los adultos jóvenes pueden leer cualquier cosa bien, pero esto se va modificando a medida que uno crece. Los cambios en cómo leemos arrancan alrededor de los 30 años de edad y no de los 50 o 60", como se cree, precisó Dobres.

Esta situación cobra especial importancia en la actualidad, donde la forma en que se consume información está cambiando rápidamente: "La lectura en breves ráfagas de atención es cada vez más frecuente en smartphones, smartwaches, tableros de autos y digitales, anuncios publicitarios, etiquetado de productos y embalaje, tablets y otras pantallas que se miran cientos de veces por día", sostuvo en diálogo con Télam Andy Rodger, del equipo de comunicación corporativa de Monotype.

Por lo que ahora, y más que nunca, "a la información la captamos con un simple vistazo y en una gran variedad de dispositivos digitales", subrayó Dobres.

De esta manera, tipógrafos, diseñadores y desarrolladores están comenzando a abordar los desafíos tecnológicos y las implicaciones de un estilo de vida más acelerado, que fundamentalmente alteró la forma en que percibimos y procesamos la información.

"Todavía no existen muchos estudios que examinen cómo leemos en un simple vistazo en pantallas digitales dinámicas y a veces impredecibles. Por eso, nuestro objetivo es investigar estos nuevos tipos de lectura y ayudar a los diseñadores a navegar por las ventajas y los potenciales obstáculos de estos desafíos de diseño", resumió el investigador del MIT.

El MIT AgeLab se acercó por primera vez a Monotype en 2010, para realizar un trabajo que concluyó en 2012, que analizó el impacto de las diferentes fuentes sobre la legibilidad de los menús digitales mientras las personas conducen el auto.

Este estudio inicial despertó en los investigadores nuevas preguntas y así comenzaron a trabajar también junto a Google en el desarrollo de nuevos métodos que respondan a las preguntas sobre los factores que influyen en la legibilidad de un texto.

En particular, Dobres explicó que las "sutiles opciones de diseño, como qué tan 'abiertas' son las letras (como el espacio dentro de 'e' o 'a'), qué tan grandes son las minúsculas en relación con las mayúsculas, y cuán variadas son las curvas de las letras en general, pueden afectar drásticamente la legibilidad".

Además, indicó que no es cierta la creencia de que uno puede leer igual cualquier fuente: "Te puede llevar más tiempo 'decodificar' una fuente menos legible, lo que implica que vas a tardar un poco más en leer", agregó.

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Entre los avances de la investigación, Dobres destacó que detectaron que cambiar el tamaño de una tipografía solo en unos píxeles puede generar grandes diferencias en el tiempo que se tarda en leer las palabras.

Por su parte, Nadine Chahine, especialista en legibilidad de Monotype, dijo a Télam que "leer de un simple vistazo es la nueva moneda de esta época", y señaló que por eso se necesita saber cómo diseñarla.

"Lo único que seguimos descubriendo una y otra vez es que la legibilidad es relativa y depende de muchos factores que con frecuencia interactúan entre sí, ya sea el estilo de letra, tamaño, peso, color, polaridad o incluso la luz ambiental", añadió.

En este sentido, recalcó la necesidad de saber "cómo equilibrar todos estos factores con el fin de presentar información clara al lector".

En este punto, Dobres consideró importante tener en cuenta que "este tipo de preguntas de diseño son complejas", y aclaró que Clear-IP no intenta sugerir que hay una manera "absoluta" de hacer bien las cosas.

"En todo caso, queremos desarrollar una investigación científica para ayudar a los diseñadores a entender las compensaciones de hacer un texto más pequeño, o brillante, o cambiar su estilo o espacio. Clear-IP intenta llevar un poco de ciencia a las artes", destacó el investigador del MIT.

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