El hombre que tiene 98 años y cocina para ayudar a quienes más lo necesitan

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Se trata del estadounidense Leo Kellner, quien le gusta ayudar a la gente de la manera más dulce posible, hornea pasteles y tartas para los más necesitados.

Leo Keller tiene 98 años y perdió a su esposa en 2012 a causa de complicaciones de la demencia que sufría. Luego de su muerte, transformó el dolor en energía y empezó a cocinar en honor a la mujer que lo acompañó durante toda su vida y a su madre, que le enseñó cuando tenía 13 años.

"Después de haber perdido a mi mujer que no sabía qué hacer. Me quejaba y lloraba todo el día. Decía que necesitaba algo para ocupar mi tiempo y así comenzó. Así que le dije, 'Bueno, yo puedo cocinar´, así que empecé a hornear", dijo Keller.

Leo cocina para los más necesitados
"Todo lo que hago, lo hago por amor. Ese es mi ingrediente secreto", manifestó el hombre que cocina para personas en una situación vulnerable.

En la actualidad, Leo se levanta y prepara una variedad de tortas todos los días, que regala a los más necesitados. Para lograrlo, se contactó con organizaciones sin fines de lucro que lo hicieron llegar a familias con una situación económica complicada.

"Sus tortas son maravillosas", comentó al medio norteamericano Tribune el cura de la Iglesia de St. Michael a la que Kellner asiste. "Cada vez que tenemos algún evento le pedimos que traiga sus preparaciones y él es muy generoso. Siempre lo fue", añadió.

Leo cocina para los más necesitados

Kellner dijo un diario norteamericano que él aprendió a hornear de ver a su madre. Él disfruta de hacer chocolate, pasteles y dice que incluso hizo una torta de boda, aunque él preferiría no hacerlo. Además, se esmera por personalizar sus creaciones y asegurarse de que todos disfruten de sus delicias. Incluso hace tortas especiales para diabéticos, con frutas y sin azúcar.

"Ver la sonrisa en sus caras es el mejor regalo. Nadie puede comprar eso", afirmó Keller, quien hoy recibe la ayuda de un enfermero que lo asiste.

"Tengo amigos de todas parte del mundo. Me llegaron cartas desde Alaska, donde fui para asistir a un funeral y llevé una torta", contó. Su trabajo no se limita solo a la cocina. Muchas veces organiza eventos en su casa e incluso les enseña a los vecinos a cocinar para que hayan más "manos solidarias".

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