Las 5 claves para detectar un pan dulce rico y de buena calidad

Al pan dulce se lo ama o se lo odia. No hay punto medio. Pero aún los que lo aman pueden sentir desprecio por uno de dudosa calidad. Para no equivocarte al comprarlo, tenés que saber esto.

Llegan las fiestas y el pan dulce se impone a toda hora: en la mesa dulce, para tomar mate o en el desayuno. Aquí, algunos puntos a tener en cuenta para seleccionar uno de buena calidad.
 
La miga. Si no es esponjosa, no sirve. Si la ves apretada, dejalo pasar. Si a simple vista no se ven los alveolos (esos agujeritos de aire típicos de las migas frescas y esponjosas), quiere decir que está duro y seco.
 
Proporciones. Un kilo de frutas por kilo de harina. Si tiene más, el peso hace que la masa no leve y eso influye en la esponjosidad. Cuando veas un pan dulce súper cargado, sospechá: seguro será un verdadero mazacote, de miga seca y apretada.
 
Color. El color se lo da la yema de huevo; si lo ves muy amarillo es porque le agregaron colorantes. ¿El normal y esperable? Ese marroncito tirando a amarillo. ¡Ojo! Si la miga está blanca, también está bien; tiene menos yemas, pero vale.
 
Decoración. El brillo o la opacidad dependerán de las ganas del maestro pastelero a la hora de decorarlo. Pero si ves uno con glasé tirando a marrón, quiere decir que no está fresco. Si tiene glaseado, tiene que estar blanco, sin excepción.
 
Perfume. El pan dulce ideal es aquel en el que ningún aroma tapa al otro. El equilibrio entre ralladura de limón, naranja y agua de azahar, además de las frutas secas tostadas, marca la diferencia.
 
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