Carrió, desde el desierto de los votos en 2011 a la aplastante victoria en Ciudad

Política

La carrera política de la reelecta diputada tuvo tantos altibajos como derivas sus posiciones ideológicas. Dentro del macrismo, que poco tiempo antes había denostado con dureza, encontró un lugar que le permite seguir proyectándose a futuro.

La aplastante victoria en la ciudad de Buenos Aires de Elisa Carrió en las Legislativas celebradas este domingo marca un nuevo hito en su errática relación con el electorado.

Desde que inició su carrera política como convencional constituyente en 1994 en representación de la provincia de Chaco, Carrió ocupa cargos públicos casi de manera ininterrumpida a los que accedió desde distintos partidos políticos y posiciones ideológicas.

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Así es como la principal aliada del presidente Mauricio Macri se puede permitir hoy calificarlo como el mejor presidente de la historia argentina cuando hace apenas unos pocos años y lo enfrentaba en territorio porteño lo tildaba como "un inútil" y "un corrupto".

Carrió accedió al Congreso de la Nación en 1995 luego de que la UCR de Chaco obtuviera el 29,58% de los votos y quedara en segundo lugar, sólo por detrás del PJ.

Sin embargo, su mejor resultado electoral no fue el de anoche. En 1999 integró la lista de candidatos a diputados nacionales por el Chaco de la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación. La misma fuerza que llevó a Fernando De la Rúa a la Casa Rosada le permitió renovar su banca por cuatro años más al imponerse en Chaco con el 58,60% de los votos.

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Fernando De la Rúa y Elisa Carrió<br>
Fernando De la Rúa y Elisa Carrió

Esta sería la última vez que Carrió buscaría un cargo en representación de Chaco y la antesala a su primera candidatura presidencial en representación del ARI. Fue en 2003 cuando quedó en un lejano quinto lugar que le reportó el 14,05% de los votos obtenidos. La primera candidata mujer a la Presidencia de la Nación en la historia de la Argentina había quedado detrás de Carlos Menem (24,45%), Néstor Kirchner (22,25%), Ricardo López Murphy (16,37%) y Adolfo Rodríguez Saá (14,11%).

Volvería a presentarse otras tres veces para disputar las presidenciales. En 2007 fue la segunda candidata más votada con el 23,05% de los votos. Quedó sólo detrás de Cristina Kirchner que accedió a la Casa Rosada sin necesidad de disputar una segunda vuelta. Apenas cuatro años más tarde intentó una vez más llegar a la presidencia. Mientras Cristina lograba su reelección con más del 54% de los votos, Carrió, al frente de la boleta del ARI cosechó una más que exiguo 1,82% que le relegó incluso por detrás del candidato del Frente de Izquierda, Jorge Altamira.

En 2015 y tras olvidar lo que pensaba de Macri disputó las PASO dentro de Cambiemos. De entre tres pre candidatos presidenciales quedó tercera detrás de Macri y el radical Ernesto Sanz.

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Lejos de los estrepitosos fracasos de 2011 y 2015 Carrió ratificó ayer que el caudal de votos que posee la ubica en un destacado lugar, junto con María Eugenia Vidal, en el armado de Cambiemos de cara a 2019. Qué lugar ocupará dentro de dos años es imposible anticipar hoy. Lo cierto es que el romance de Lilita con el electorado porteño excede por mucho el papel de reserva moral de Cambiemos que se autoadjudicó y que pareció echar por tierra en las últimas semanas con sus más que desafortunadas declaraciones sobre Santiago Maldonado.

Lo único cierto es que la novela de Carrió lejos está de haber acabado todavía y que encontró, muy lejos de las banderas del progresismo que intentó levantar alguna vez, un lugar mucho más cómodo y redituable.

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