Suponer que hay docentes que padecen adicciones es temerario; negarlo, también

Sociedad

La polémica propuesta de realizarle antidoping a los docentes tiene como base un "dudoso" muestreo según Claudio Gómez, consejero general de Educación de Buenos Aires.

Por Claudio Gómez*

La idea de controlar el consumo de drogas y alcohol entre los docentes supone la existencia de docentes que consumen drogas y alcohol. Tanto es así que la Asociación Antidrogas de la República Argentina, a través de su titular, Claudio Izaguirre, se anima a decir que el universo de maestros con "adicciones graves" alcanza al 12 por ciento del total país. Por lo tanto, sugiere, hay que practicarles un "antidoping".

Es justo decir, en principio, que el registro porcentual, sino dudoso, ofrece algunos flancos débiles. Pido perdón a los lectores por la autorreferencia, pero soy docente universitario desde hace más de 25 años en dos universidades, en La Plata y en La Pampa, y jamás fui consultado sobre el tema, más que por colegas que me preguntan qué tipo de vino me gusta para acompañar un asado.
"Suponer que hay docentes que padecen adicciones es temerario. Negarlo, también. Los docentes son parte de la sociedad y como tales pueden, en algún caso, sufrir adicciones"

No obstante, parece que el rastreo de los datos se ejecutó entre maestros y profesores de primaria y secundaria. También esa medición resulta particularmente extraña. Soy Consejero General de Educación en la provincia de Buenos Aires, con alrededor de 270.000 docentes. Con muchos de ellos mantengo encuentros cotidianos por diferentes motivos. Ninguno me comentó jamás haber sido interrogado sobre el asunto.

De todas maneras, desconocer el instrumento de cálculo sobre los docentes con "graves adicciones" no invalida la muestra, aunque, indudablemente, le resta mérito y seriedad.

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Suponer que hay docentes que padecen adicciones es temerario. Negarlo, también. Los docentes son parte de la sociedad y como tales pueden, en algún caso, sufrir adicciones. Su responsabilidad al frente de alumnos le podría sumar problemas al problema. Pero, es menester expresarlo, salvo alguna información que pudiera haber dado a conocer siquiera un caso, si lo hubo, no fue de interés para el periodismo o, lo más probable, no lo hubo. De manera de que el asunto no hay "noticias".
"Bienvenida la idea de ayudar a aquellos que no pueden salir de sus adicciones sin atención especializada, pero no aquella iniciativa temeraria de auscultar a maestros y profesores contra su voluntad a partir de una estadística que arroja sospecha"

Basta imaginar una denuncia a un docente borracho o drogado al frente de una clase, la grabación de un celular que evidencie la escena, para que la prensa salga a cubrir el episodio con el mismo énfasis que coloca en casos de futbolistas, artistas o políticos.

Bienvenida la idea de ayudar a aquellos que no pueden salir de sus adicciones sin atención especializada, pero no aquella iniciativa temeraria de auscultar a maestros y profesores contra su voluntad a partir de una estadística que arroja sospecha igual sobre todos, en una unanimidad borgeana como la noche.

La gobernadora María Eugenia Vidal se ha encargado de decir que la lucha contra el narcotráfico es uno de los ejes de su gestión. A la vista está que así lo hace. Enfrenta la problemática y a sus verdaderos cultores. No la niega. Nos invita a ayudarla y, en ese contexto, ayudar a los padecientes. Ese es el camino correcto.

Se trata de una pelea que recién empieza y que llevará mucho tiempo. Que ese tiempo ayude a pergeñar estrategias para el combate a este flagelo. Y que, asimismo, contribuya a pensar en las razones del consumo en una sociedad convulsionada, cuyos vicios y padecimientos exceden largamente los límites y los tiempos exclusivos de este país. País que, afortunadamente, también tiene sus excelencias, entre las que -todavía tímidamente- asoma una nueva Educación, amparada en pruebas en las aulas que son realmente necesarias y relevantes.

*El autor es consejero general de Educación de la provincia de Buenos Aires.

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