Benedicto XVI rompió el silencio a un año de la renuncia

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El ahora papa emérito se comunicó mediante una carta con un diario italiano y aseguró que "son absurdas especulaciones" todas las versiones sobre su renuncia.

El papa emérito Benedicto XVI rompió silencio tras un año retirado y aseguró en una carta enviada al diario "La Stampa" que "son absurdas las especulaciones" los rumoeros que dicen que tras su renuncia hubo presiones o conspiraciones en la Iglesia.

Benedicto XVI contestó al diario "La Stampa" de Italia, que antes le había enviado algunas preguntas sobre las razones que le habrían impulsado a la renuncia.

"La única condición de la validez es la plena libertad de la decisión. Las especulaciones sobre la invalidez de la renuncia son simplemente absurdas", escribe el papa alemán, cuya renuncia al pontificado se hizo efectiva el 28 de febrero.

Esta fue la respuesta de Benedicto a las especulaciones sobre que detrás de su renuncia, que él justificó por motivos de edad y falta de fuerzas el 11 de febrero del año pasado, estuviesen las presiones y divisiones de una parte de la Curia romana.

Divisiones que quedaron patentes tras el caso "vatileaks", cuando su mayordomo personal Paolo Gabriele filtró a la prensa algunos documentos privados.

Pero Benedicto XVI explicó, en un libro-entrevista con Peter Seewald, que no se abandonaba la nave mientras se abatía una tormenta sobre el mar y por ello la renuncia llegó tras el proceso y la condena de Gabriele y cuando terminó la investigación encomendada a los tres cardenales.

Pero además en la carta, el papa emérito responde sobre la decisión de mantener su vestimenta blanca.

"Mantener el hábito blanco y el nombre Benedicto es por ser práctico. En el momento de la renuncia no había otros vestidos a disposición. Por lo demás, llevo el hábito blanco de forma claramente diferente al del papa. También aquí se trata de especulaciones sin el mínimo fundamento", respondió así a las críticas de conservar el color de los papas.

Benedicto XVI también confirmó la carta enviada al teólogo suizo Hans Küng, en la que aseguraba que está unido a Francisco "por una gran identidad de visión y por una amistad de corazón" y que su única y última tarea "es apoyar su pontificado en la oración".

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