El jefe de Quebracho, del palo y el pañuelo a la revolución 3.0 desde el encierro

Política

Fernando Esteche mira el termo y ríe. "Una calco soy", se queja con derroche de simpatía. Una figura de él, algo desgastada, envuelve parte del recipiente metálico chino que lo acompaña en su reclusión, junto a un porongo misionero, ideal para alargar las tandas de mate que se eternizan en el penal de Ezeiza.

El reproche no es en vano. Es que su construcción política además de ser popular y revolucionaria, es grupal. Él habla en plural. Sin embargo, tiene en claro que ya es una marca, que los medios y algunos sectores de la sociedad lo ponen por arriba de Quebracho, la organización que fundó hace 18 años en La Plata, lo que termina transformándolo en una figura individual, como en esa calco, como si fuera una remera del Che.
Esteche purga tres años y ocho meses de pena por los destrozos en el local del ex gobernador neuquino Jorge Sosbich en el 2007, aunque la condena se extendió a cuatro años y seis meses de prisión el pasado 17 de octubre, cuando en un juicio abreviado reconoció los cargos por los que se lo acusaba en otras dos causas relacionadas con movilizaciones contra el Fondo Monetario Internacional y el gobierno de Israel. La cárcel, sin embargo, no le impide continuar con su militancia y el nivel de exposición que lo hizo reconocido.
Las cámaras, los estudios de TV, las discusiones con periodistas, las marchas, los palos y los pañuelos, los mudó a la Web. “Entiendo al ciberespacio como el espacio público”, explica a minutouno.com, sentado en una oficina austera de paredes blancas que cuelgan un dibujo de su hija y sólo un cuadro más, donde funciona la celaduría de la Unidad 19, que se le presta para atender visitas.
"No creo que Tinelli determine la cultura de los pueblos".

Su cuenta de Twitter es activísima, a pesar de que no la maneja. La abrió en febrero del 20 que 11 y su nacimiento lo antecedió una discusión nacional.
- ¿Cómo es tu relación con la tecnología?
- Soy de la generación que vio nacer el celular, que vio los saltos bruscos de la tecnología. Mi relación con las redes sociales al principio era distante; ahora el acuerdo es más amigable, porque entiendo que la utilización de las redes no cambia la manera de pensar y producir.
- Hoy las redes no te impiden llegar con tu discurso, sirven para expresarte a pesar del encierro, sos como una especie de preso 3.0.
- Sí, igual acá no puedo tener acceso a Internet, soy un “incomunicado”. Mi cuenta de Twitter la manejan los chicos (de Quebracho).
- Sin embargo hacés llegar tu discurso.
- Sí, a veces llamo por teléfono y les dicto, eso sale entrecomillado.
- ¿Cómo surgió la militancia digital?
- Se discutió en la Mesa Nacional de Quebracho. Primero fue la página, que significaba estar en la lógica de todas las organizaciones. Facebook nació sin profundos traumas, porque muchos compañeros tenían y se comunican por ahí. Yo igual no tengo, me tentaría mirando fotos de mis compañeros del colegio –ríe con complicidad. Twitter fue muy discutido. Advertimos cómo se instalaba la idea y coincidimos en que teníamos que tener. Se discutió desde Lenin hasta el control de Internet- vuelve a reír.
-Quebracho tiene una formación y un discurso plural, las decisiones se toman en conjunto y se desarrollan en conjunto. Sin embargo es tu figura la que lleva el nombre de la cuenta.
- Sí, el otro gran debate que tuvimos fue la identidad de la cuenta. Twitter es más la persona y eso fue lo que definimos. Es una contradicción, pero esa exposición que tengo está fuera de nuestro alcance. Hasta una calco soy.
- En términos de mercado sos un marca.
-Sí, lo tenemos en claro.
Más allá de que reniegue de la contradicción, Esteche supo aprovechar las redes y no sólo para la propagación militante. “Nosotros perdimos la batalla de Internet, porque el enemigo te busca y te mira. Pero a nosotros también nos sirve para observar al enemigo”, dice.
“Twitter también nos sirve para mandar mensajes cifrados, a veces publicamos cosas que no se entienden, pero que tienen un receptor. Otras veces ponemos directamente el hashtag: #Cifrado”, cuenta y vuelve a reír.
"Los cortes se naturalizaron, pero seguirán siendo una herramienta de reclamo. El pueblo sólo puede interpelar al Estado desde lo irruptivo".
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La detención de Esteche en la Facultad de Periodismo de La Plata

LA BISAGRA DE QUEBRACHO
A casi dos décadas de su creación, para Esteche Quebracho hoy atraviesa un momento bisagra. Mientras aguarda su liberación, que podría darse antes de fin de año como en el 2016, la agrupación continúa su trabajo territorial y discute la estrategia del futuro.
“Hasta ahora tuvimos una política testimonial, puede ser por una falta de estrategia. Ahora debemos construir poder”, piensa el líder de la organización. Por ese motivo, uno de los puntos que analizan es el involucramiento electoral, es decir, traducir su potencial de movilización y su trabajo en los barrios en candidaturas.

"El encierro me llevó a cambiar mi eje sobre la historia de la proscripción: hice un ensayo preguntándome por qué estoy preso y el 20 de noviembre recibo mi doctorado".

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Además, Esteche sabe que la movilización violenta y el escrache, unas de las características por las que Quebracho irrumpió en la escena política nacional, se naturalizó. “Hay que buscar nuevos dispositivos, Quebracho es un capital político”, afirma.
La realidad indica que no será el 2015 el posible desembarco electoral de la fuerza y que esperarán a un nuevo gobierno para hacerlo –aunque reniegue de que se lo encasille dentro del kirchnerismo, Quebracho hoy no es una agrupación opositora.
La construcción de poder, dentro de los planes de la fuerza, es una “amplia alianza con la militancia popular organizada”, según las palabras de Esteche, que entre otras agrupaciones podría aglutinar al Movimiento Evita (que hoy propone la candidatura presidencial del ex canciller Jorge Taiana, por dentro del oficialismo) y de la Tupac Amaru de Milagro Sala.
EL JUICIO MÁS LARGO
Esteche se considera un preso político. Y en realidad, lo es. Pero le agradece a la política el apoyo que le dio en su detención. “Salvo al massismo, logramos reunir -también permanece en prisión Raúl Lescano, el otro jefe político de Quebracho, por el ataque al local de Sosbich- a todos los bloques en el Congreso para pedir por nuestra libertad”, reseña.
"El candidato es Scioli. Después de Argentinos Juniors, quedó demostrado que el poder será compartido. Va a ser un gobierno de transición".
La sentencia acorada el 17 de octubre, pese a ser un juicio abreviado, aún no quedó firme. “Soy víctima del juicio abreviado más largo de la historia argentina. Generalmente una vez que se acuerda la pena y se hace el juicio, en una semana ya está todo firmado. Hoy todavía espero”, grafica.
Los jueces están en contra nuestra, pero hay una decisión política en nuestro encierro, en la que tiene mucho que ver este gobierno. Hay que bancar tener a dos tipos como nosotros, a dos presos políticos en cana”, denuncia Esteche.
“Berni no es un loco. Esa escenificación policial que hace neutralizó la carencia de seguridad de este Gobierno. Se pueden reír de él, pero algunos le tienen miedo”.
Es por eso que el líder de Quebracho no se quedará de brazos cruzados y mientras dirige su búnker desde prisión, con reuniones con la dirigencia de Quebracho, y milita y arenga desde las redes sociales, prepara lo que será la estrategia para poder recibir al 2015 en su casa de La Plata, junto a sus cuatro hijos.

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