¿Hay justicia posible para las 44 víctimas del ARA San Juan?

Sociedad

El hallazgo del submarino desaparecido hace ya un año abre un sinfín de especulaciones y deja abierta la pregunta más trascendente: ¿podrá haber justicia para los fallecidos y sus familias?

federico mana chapa

El concepto de “justicia” es complejo y lo suficientemente amplio como para intentar reducirlo a una mera definición. Por ello pensarlo desde el revanchismo o la venganza suele ser insuficiente aunque escondan estas actitudes una intención de reparación.

Un acto justo busca ser aquel que establece una equidad y pretende establecer una correspondencia entre merecimiento y resultados. Pero ¿qué justicia cabe en la tragedia? ¿Hay algún acto que pueda reparar el daño, la pérdida? Ante el vacío por la desaparición física de los 44 tripulantes se propone la ficción del heroísmo: su muerte fue en el marco del ejercicio de su profesión que, por muchos riesgos que conlleve, debe garantizar ante todo la integridad humana. Los accidentes ocurren sí, pero el Estado debe velar al límite de sus capacidades por la integridad de aquellos a los que les exige todo.

Así pues el rol de héroe bien puede valer para reconocer el compromiso de aquellos y aquellas que pierden su vida llevando adelante su labor militar pero no puede ocultar el marco en el que se dieron estas muertes ni pretender ejercer justicia por su sola mención. ¿Qué tipo de justicia podemos esperar como medida reparadora entonces? Ninguna, ya que ninguna retrotraerá el tiempo; no obstante bien se pueden esperar acciones que tiendan a mitigar el dolor de las familias y la sociedad entera y la más relevante de todas ellas es, tal vez, la que lleve a la verdad como motivación principal.

La palabra “verdad” en griego antiguo se decía aletheia que significaba, literalmente, des-ocultar. Es decir, lo verdadero busca develar, llevar luz a aquello que permanece oculto. ¿No será el conocimiento veraz sobre lo ocurrido con el ARA San Juan un justo consuelo? Ante la irreversibilidad de los hechos los humanos nos preguntamos por qué y encontrar algunas respuestas es quizás lo único que nos reconforta.

Ahora bien ¿podremos encontrar verdad en un caso atravesado por intereses políticos, militares y judiciales? La historia colectiva nos muestra que ante casos de suma relevancia pero al mismo tiempo de inmensa complejidad, la verdad es lo último en emerger (si es que en algún momento lo hace). Las versiones encontradas, los conflictos de interés y las intenciones particulares de ciertos actores no han hecho más que dilatar aquel acto mínimo de justicia que tiene que ver con saber qué pasó. ¿Será el ARA San Juan un ítem más en esta triste lista que conforman sucesos como el atentado de la AMIA o la explosión en Río Cuarto?

Los homenajes y reconocimientos que de aquí en más se harán tendrán como objetivo sin lugar a dudas darle entidad y visibilidad a este triste acontecimiento y a los nombres que han partido debajo del mar. Así como la verdad ejerce justicia también lo hace la memoria, ya que mediante el recuerdo se mantiene la vigencia de quienes ya no están y se renueva el reclamo por el des-ocultamiento de aquello que permanece velado.

En épocas de posverdad y memoria a corto plazo si realmente exigimos justicia no podremos dejar de recordar ni conformarnos con relatos a medias. Por respeto a los 44 fallecidos, a sus familias y a toda nuestra sociedad no debemos permitirnos olvidarlos.

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