Golosina con sorpresa: desde el Topolín hasta el huevo Kinder

Economía

En las técnicas de comercialización moderna se suele llamar “bundle” o “combo” a la combinación de dos productos, en los que uno impulsa la venta del otro. Sin embargo, desde tiempos inmemoriales, las golosinas en nuestro país, traen “regalitos”, pequeños juguetes asociados al carácter de disfrute de la golosina.

Así, en la década del 70 era muy popular el chupetín Topolin (ver imagen en la galería) , que venía en un sobre de papel muy ordinario, con muy mala impresión. El sabor del chupetín era indescriptible: quedaba en un punto equidistante entre sandía, naranja y vermicelli al fileto. Sin embargo, la generación que por entonces transitaba la niñez recuerda masivamente la sensación de ansiedad al romper el sobre, esperando el juguete. Había un mito: decían que traía unos bigotes postizos que eran la carnada para seguir comprando. Pero, al cierre de esta nota, no ha habido muchos agraciados que afirmen haberlo recibido. Soldaditos de plástico y cochecitos eran lo máximo a lo que se podía aspirar. Dicen, también, que en algunos kioscos se sigue vendiendo. No menos de una docena de mayoristas de golosinas consultados por minutouno.com no pudieron establecer, sin embargo, la veracidad de esa afirmación.

Siguiendo con el rubro chupetines, había unos de marca Tatín, que obsequiaban un reloj (¡de los de cuarzo!) a quien tuviera la suerte de sacar un papelito en su interior que lo sindicara como ganador. Era masticable y su sabor era remotamente parecido al dulce de leche. Pero era, también, una golosina que debía su comercialización casi exclusivamente al “gancho” del regalo.

Avanzando en la escala, los chocolatines Jack (que afortunadamente siguen existiendo) invitaban a ser degustados, mas allá de la sorpresa: El chocolate no era de la más alta calidad, pero era (y sigue siendo) chocolate. No obstante, los muñequitos eran y son coleccionables y usan el criterio de series. Duraron muchos años las series de los muñecos de García Ferré (Anteojito, Larguirucho, el profesor Neurus, etc) Ahora, aggiornados, están saliendo las series de Los Simpson.

Mas cerca en el tiempo y mucho mas a tono con el marketing moderno, los huevitos Kinder utilizan la misma combinación de golosina-juguete. El sabor del chocolate despierta pasiones: hay quienes lo aman y quienes lo odian, pero, a no dudarlo, es chocolate. Claro que algunos de los “chiches” que traen los huevitos necesitan de la ayuda de un ingeniero civil para terminarlos, pero en gran medida, la adicción de los chicos por estos huevitos está vinculada no sólo al juguete sino al hecho de poder armarlo.

Sin duda, hay muchos mas ejemplos. Se reciben sugerencias y recuerdos.


 

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