Un militar español confesó el asesinato de una argentina: "Fue en un juego sexual"

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Se habían conocido el mismo día en que ocurrió el asesinato. La fiscalía pidió 21 años de prisión para el acusado por considerar que hubo "premeditación".

Un militar español confesó que asesinó a una mujer argentina en octubre de 2016 en lo que él describió como un "juego sexual" que terminó de manera trágica. La fiscalía pidió 21 años de cárcel para el acusado por considerar que hubo "alevosía" y "premeditación".

Tras una primera versión que no cuajó, Félix Daza Cabeza, hoy de 30 años, confesó que estranguló a Lorena Mazzeo, de 34, una santiagueña que estaba radicada en Puerto del Rosario, en el municipio de Fuerteventura en las islas Canarias.

Daza Cabeza y Mazzeo se encontraron por primera y única vez el 23 de octubre de 2016 en el domicilio de la mujer. Antes de verse en persona, el militar llamó varias veces a la argentina por celular, tal como pudieron determinar los peritos.

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La argentina Lorena Mazzeo fue asesinada por un militar en España
La argentina Lorena Mazzeo fue asesinada por un militar en España

Daza Cabeza pidió declarar por primera vez en enero de 2017 tras comprobarse por las llamadas que él fue la última persona en ver con vida a Mazzeo. Desde entonces el militar se encuentra con prisión preventiva en el penal de Tahiche.

El hombre aseguró que la muerte de la mujer fue "un accidente" en un juego que "consistía en que ella se enrollaba la manguera de la ducha en el cuello, y tener sexo mientras corría el agua".

Los bomberos encontraron el cuerpo de Mazzeo en la ducha, con la manguera todavía enrollada en su cuello. Faltaban su ropa interior, las sábanas, sus dos celulares y su iPad mini, y Daza Cabeza reconoció que él se los llevó porque "se asustó".

Pero el testimonio dado este lunes por Daza Cabeza en un juicio por jurado contradice su versión inicial, la del accidente, y la fiscalía cree que en el crimen existió "alevosía" y "premeditación" porque la mujer fue estrangulada por la espalda.

El militar afirmó que aquella oportunidad fue "la primera y la única vez" que vio a Mazzeo y que si la había llamado antes al celular fue porque solía recurrir a prostitutas con frecuencia, pero nunca a ella.

Tras concretarse la muerte de Mazzeo, el hombre se llevó sus cosas y hasta sus celulares y las llaves de su casa, de las que se deshizo apenas pudo para borrar toda conexión entre él y la víctima.

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