Vaticano: separaron a siamesas unidas por el cráneo

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Son dos hermanas centroafricanas que fueron sometidas a un complejo procedimiento en un hospital del Vaticano con treinta profesionales de la salud.

Ervina y Prefina son dos hermanas siamesas centroafricanas que nacieron unidas por el cráneo y fueron separadas a través de una compleja difícil intervención quirúrgica en el hospital pediátrico Bambino Gesù del Vaticano.

El complejo procedimiento ocurrió el 5 de junio y durante las dieciocho horas que duró intervinieron treinta médicos y sanitarios dirigidos por el neurocirujano Carlo Marras, según notificó el centro de salud del Vaticano. A un mes de la complicada cirugía, las hermanas de 2 años se encuentran en buen estado de salud y el personal del hospital les dedicó a ellas y a la mamá una fiesta por sus cumpleaños, el 29 de junio.

Ervina y Prefina nacieron en 2018 en la ciudad suroccidental centroafricana de Mbaiki, cerca de la capital, pero unidas por el cráneo, por la parte de la nuca. Pero el hospital local no está preparado para un caso como este y las siamesas fueron trasladadas al centro que el papa Francisco mandó equipar en Bangui. Allí las conoció la directora del Bambino Gesù, Mariella Enoc, quien decidió llevarlas al Vaticano.

Enseguida se creó un equipo para estudiar el caso con tecnología tridimensional para reconstruir el cráneo de las siamesas y solucionar el reto más complicado: la separación del sistema venoso.

Se optó por operar en tres fases para reconstruir dos sistemas circulatorios independientes: la primera parte se hizo durante mayo del año pasado, un mes después se hizo la segunda y la última fue el mes pasado.

La operación terminó con éxito y, un mes después, el sistema venoso funciona correctamente. El hospital Bambino Gesù, situado a los pies de las murallas del Vaticano, aseguró en las redes sociales que las hermanas presentaban "una de las más raras y complejas formas de fusión a nivel craneal y cerebral".

Esto hace de la operación "la primera de este tipo en Italia y probablemente la única en el mundo", agregó. La madre, Ermine, expresó su deseo de que sus hijas sean médicas en un futuro para que puedan salvar vidas, como han hecho con ellas.

"Yo no fui nunca a la escuela, pero espero que mis hijas puedan hacer lo mismo que el resto de niños de su edad y de mayores estudiar y convertirse en médicas", dijo en una rueda de prensa. Su voluntad ahora es conocer al papa Francisco para que bautice a las dos pequeñas.