Emergencia económica y pandemia: sin control en la gestión de Larreta

La Ciudad de Buenos Aires ya ha superado los 100 días de aislamiento social y obligatorio como medida preventiva frente al Covid-19. Esto implicó una marcada redistribución del presupuesto público para incrementar la cantidad de recursos que permitan sortear la pandemia. Si bien es necesario transitar este camino, entendemos que esta emergencia no debe ser un cheque en blanco para el Poder Ejecutivo de la Ciudad, sino que tiene que estar acompañado de medidas que garanticen la correcta planificación, la eficacia, transparencia y el control.

La realidad nos muestra que el uso de los recursos de todas y todos los porteños no ha sido el esperado: no sabemos cómo se planifican las compras, cómo se reasigna el presupuesto, cuáles son las partidas utilizadas y qué es lo que efectivamente se adquiere. En el último tiempo se han denunciado diversas irregularidades en compras y contrataciones, como fue el caso de los sobreprecios en los barbijos adquiridos a empresas con vínculos familiares de funcionarios, o los altos costos en viandas escolares, compra de test vencidos, entre otros casos.

La cuestión no termina ahí. Incluso en acuerdos ya celebrados y en diversos contratos no se advierte la eficacia en las compras ya que se realizan a intermediarios que no tienen experiencia o no se encuentran dentro de los rubros solicitados. Se adquieren alimentos a empresas tercerizadas cuya especialización es confusa y diversa, y que en algunos casos concentran hasta 35 tipos de actividades diferentes, o personas físicas que le venden al Gobierno de la Ciudad desde pelotas y juguetes para el Ecoparque hasta leche para el Operativo Frío.

Un ejemplo de esto, que demuestra que la falta de control tiene consecuencias, es que se perdieron 18 millones de pesos por test comprados a empresas sin experiencia en el rubro y desconocidas de Singapur. Se saltearon la instancia de licitación pública, compraron insumos a proveedores desconocidos, pagaron por adelantado y los kits nunca llegaron. Y mientras tanto, rescinden convenios importantes con la Universidad de Buenos Aires para monitorear la epidemia del dengue y los comercios y las pymes no reciben la ayuda necesaria por parte del Gobierno de la Ciudad para paliar esta crisis.

El interrogante es ¿dónde quedaron las promesas de Horacio Rodríguez Larreta sobre la transparencia de la gestión pública y el gobierno abierto?. En ese sentido, el sistema de compras y contrataciones electrónicas llamado “Buenos Aires Compras”, que debería proveer a la ciudadanía de información, presenta a la misma de forma desactualizada, incompleta y de manera sesgada, lo que impide el control, seguimiento y trazabilidad de las compras y contrataciones.

Por otra parte, a dos meses de la sanción de la “Ley de Emergencia Económica”, el oficialismo aún no creó la comisión de seguimiento de compras que se prevé en la misma ley. Tampoco solicitó a la Auditoría -organismo especializado y dependiente de ese órgano- ningún análisis especial. En definitiva, Horacio Rodríguez Larreta utiliza su mayoría para impedir el control, el seguimiento y la transparencia pública.

El control es fundamental para advertir irregularidades y aportar experiencia y conocimiento para minimizar los riesgos vinculados a la mala administración y los desvíos. En este contexto, es una responsabilidad que los recursos disponibles lleguen a todos y todas, pero sobre todo a quienes más lo necesitan.