Patriotas antipatria

Política

En las últimas semanas hemos visto cómo la minoría, dueña de todo o al menos de gran parte del poder económico concentrado, convocó diversas marchas contra la reforma judicial, la expropiación de Vicentin y la cuarentena justo en las fechas patrias. Obviamente, nada es casual, sino que forma parte de toda esa maquinaria de la colonización de las subjetividades de modo que sus intereses tengan la ilusión de reflejar los intereses de las mayorías populares.

Recordemos las fechas: 25 de mayo (Revolución de Mayo) el 20 de junio (Día de la Bandera), el 9 de julio (Día de la Independencia Argentina) y ahora convocan para el 17 de agosto (Aniversario de la muerte del General José de San Martín). Sin embargo, por más que aludan a estas fechas, lejos se encuentran sus manifestantes de ser los patriotas que luchan por la Argentina, más bien, es una quimera en tanto no se encarna en lo real.

Afirman amor patriótico poniendo a todo volumen el himno argentino en parlantes bluetooth o hacer flamear la celeste y blanca en autos de lujo. Al mismo tiempo están en contra de la inauguración de hospitales o de la donación voluntaria de plasma, es la contradicción más clara de aquel que ve a la nación como algo que vive solo en sus símbolos.

Ya lo dijo Evita en "Mi mensaje" (1952): “Es necesario convencerlos de que la Patria no es una geografía de fronteras más o menos dilatadas, sino que es el pueblo. La patria sufre o es feliz en el pueblo que la forma. En la hora de nuestra raza, en la hora de los pueblos, la Patria alcanzará su más alta verdad”.

La patria es el pueblo y la nación. En la patria están los sin historia, los de abajo, los condenados de la tierra, los subalternos, los que sufren, los trabajadores, los jubilados, los cuentapropistas, los desocupados y todos aquellos que necesitan del acompañamiento del Estado para que sus proyectos puedan cumplirse.

Esta minoría no representa sus intereses, por ende, tampoco los intereses de la patria. Todo lo contrario con los Patriotic Millionaires, la organización de patriotas millonarios de EEUU que se manifiesta en contra, por ejemplo, de que se bajen los impuestos a los ricos. De hecho, piden algo que en nuestro país es descabellado para esas minorías y sus cómplices mediáticos, que les aumenten los impuestos y ese dinero se redistribuya entre los sectores que más necesidades tienen.

Su presidente, Nick Hanauer se hizo famoso cuando sostuvo en TED que “cierta desigualdad es necesaria para una democracia capitalista de alto rendimiento, pero si la salud, el poder y la renta se sigue concentrando en la cúspide de la pirámide, pasaremos de una sociedad democrática capitalista a una sociedad rentista neofeudal como en la Francia del siglo XVIII, antes de la revolución”.

Pero no, tenemos la mala suerte de que ni siquiera esos millonarios tenemos. Aquí —Arturo Jauretche decía— que el proyecto de la oligarquía contempla la existencia de 10 millones de argentinos: 500 familias dueñas de todo, un millón dedicados a la administración del campo y 9 millones de peones pata al suelo, lo más cercana posible al infraconsumo. Ahora somos 45 millones de argentinos, pero las 500 familias pretenden seguir siendo las dueñas de todo.

Entonces, sabiendo que esta minoría representa sus propios intereses disfrazada de los colores de la patria, nos preguntamos: ¿Qué es lo que pretende realmente? Lo sabemos, que tengamos ingresos suficientes para mantenernos en la más miserables de las condiciones.

No marchan contra la reforma, ni la expropiación ni la mar en coche. Marchan contra un gobierno que es peronista porque el peronismo enseña a ser feliz con lo que se tiene, sabiendo que los demás tienen lo mismo. Marchan contra el único movimiento del mundo que le dio amor a una categoría política. Marchan contra el peronismo, y como el peronismo es nación y pueblo, por lo tanto, marchan contra la patria.

De todas maneras, marchan en las fechas patrias, intentando apropiárselas, porque la mayoría es respetuosa de las normas que imponen restricciones en medio de una pandemia global sin precedentes, y se queda en su casa cuidándose y cuidando al otro. Eso que no sabe hacer esa minoría, pensar en el otro. Sólo piensa en sí misma, en sus intereses, en sus privilegios.

Nos queda sin embargo una fuerte esperanza, pronto volveremos a expresarnos en las calles, con la alegría que siempre caracteriza al pueblo, defendiendo las conquistas y buscando recuperar un país con justicia social. Seguramente en ese momento, ellos seguirán teniendo las tapas de los grandes diarios y todos sus satélites mediáticos, y se expresarán en las calles, pero de sus countries.

Por Mauro Brissio y Antonio Colicigno

*Son integrantes del Grupo Artigas.