Recuerdos a la hora de la siesta

*Por Debora2.

He pasado toda mi vida en esta casa, disfrutado de sus jardines prolijos, de su patio repleto de macetas y olor a uva, de siestas interminables al sol esuchando el chillido de la puerta con mosquitero. Adoro esta casa.

Cada rincón tiene impregnado el recuerdo de una etapa de mi vida: el patio y el jardín de mis años de pequeño, corriendo y jugando a toda hora; la galería, de mis siestas adolecentes, y la escalera de entrada de mis actuales tardes llenas de templanza y de ganas de recordar.

He visto crecer a los niños y compartido con ellos largas tardes de verano entre pelotas y juguetes, corridas y machucones; ahora ellos son pequeños hombrecitos y comparten sus horas con pares o frente a la tv, no disfrutan tanto de nuestros encuentros de patio, pero yo los entiendo y de todas maneras siempre estoy dispuesto, por si acaso. Es cierto también que no tengo la energía que solía y ando un poco cascarrabia, pero nada que no se vaya con un cumplido y una caricia.

Algunos días, los mejores días, compartimos el mate de la mañana y nos sentamos juntos en el escalón, mi escalón, con el diario y las galletitas, una para mí otra para ti, y así entre biscochitos y algunos mimos se pasa el dia.

Han pasado 16 años desde que pasé por primera vez la puerta de esta casa y formé parte de la familia, sentado aquí me siento un perro afortunado...

He vivido toda mi vida en esta casa, disfrutado de sus jardines prolijos, de su patio repleto de macetas y olor a uva...

Por Debora2

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