Los científicos dicen que Dios está en el córtex prefrontal
- Las creencias morales, religiosas y supersticiosas se relacionan con funciones específicas del cerebro.
- Las investigaciones más recientes señalan que el córtex prefrontal sería la clave del pensamiento mágico-religioso.
Así como los líderes religiosos se inmiscuyen en cuestiones científicas, los científicos devuelven la pelota analizando e investigando el pensamiento mágico-religioso desde las más variadas perspectivas. El avance de la neurociencia ha hecho posible que el abordaje no sea excluyente desde lo meramente teórico y se ha “metido” en el cerebro de tan complejo fenómeno.
Neurobiología de la religiosidad y la superstición
Los autores establecen un primer vínculo entre el sistema límbico, que representa las emociones en el cerebro, y cuya excesiva actividad podría provocar que experiencias comunes adquirieran un significado religioso más intenso y profundo. Toman por caso ciertos estados neurológicos y psiquiátricos, entre ellos la epilepsia que se caracteriza por ataques repetidos y alteraciones de la actividad eléctrica en el cerebro. En algunas personas, los ataques pueden evocar experiencias religiosas intensas, tales como la sensación de una presencia divina, un estado de ensoñación o experiencias fuera del cuerpo, y podrían estar relacionados con la activación y sensibilización de los circuitos límbico-sensoriales del cerebro.
Otros estudios, con devotos pentecostales que “hablan en lenguas”, han mostrado una excesiva actividad en los lóbulos temporales del cerebro, también parte del sistema límbico.
No menos significativo, es la elevada religiosidad que han encontrado entre individuos con trastornos obsesivo-compulsivos (TOC), desorden que implica una disfunción de los sistemas prefrontales del cerebro. En un estudio comparado, por ejemplo, los protestantes sumamente devotos mostraron mayores niveles de síntomas obsesivo-compulsivos que los agnósticos y ateos.
Otro tanto ocurre con el pensamiento supersticioso o creencias paranormales, que también se asocian con trastornos cognitivos tales como los TOC. Sin embargo, esta asociación no se limita a los individuos que padecen el desorden, sino que existe en una variedad de grados en la población general. La neurobiología de los TOC nuevamente sugiere, con respecto al pensamiento supersticioso, la posibilidad de una disfunción del sistema prefrontal.
Al margen de lo psicopatológico, creyentes religiosos sanos a quienes se les pidió que leyeran escritos sagrados (la Biblia o el Corán), mostraron activación del córtex prefrontal y parietal del cerebro. Aunque parezca paradójico, el córtex prefrontal es esencial para las formas más elevadas de pensamiento y razonamiento. Numerosos estudios de imágenes cerebrales han mostrado que el razonamiento lógico depende de los sistemas prefrontales del cerebro y también que el razonamiento por analogía verbal los activa.
Moralidad más allá de lo religioso
El concepto de moralidad funciona en forma independiente y más allá de los códigos morales que puedan imponer las religiones. Implica sistemas de ideas sobre las conductas correctas e incorrectas y tanto el razonamiento como el comportamiento moral también tienen correlatos neurobiológicos.
Varios estudios han encontrado que el razonamiento moral depende de la función del córtex prefrontal humano y sugieren que quienes carecen de moral, sujetos con trastornos de personalidad antisocial y características psicopáticas, tienen disfunciones prefrontales.
Los propios autores llevaron a cabo una investigación con mediciones psicológicas y, en coincidencia con trabajos anteriores, encontraron que la gente con mayores creencias religiosas manifestaba mayores creencias paranormales y actitudes morales. Sin embargo, las actitudes morales de una persona no tenían relación alguna con sus creencias paranormales. Así, las actitudes morales y creencias supersticiosas aparecieron como dos entidades totalmente separadas, mientras que las creencias religiosas se superponían parcialmente con ambas.
Sus resultados apoyan los estudios que sugieren que el pensamiento supersticioso implica cierto grado de disfunción en el córtex prefrontal, incluso en la población general, mientras que las actitudes morales implican un mejor funcionamiento del área.
“A pesar de su irracionalidad, las creencias supersticiosas y paranormales son llamativamente persistentes. Los fallos en el razonamiento y comportamiento morales llevan a una mayor disfunción social, se trate de niveles individuales o sociales. A pesar de que la religión puede tener una influencia positiva en ciertos sujetos, también se la menciona como causa de actos peligrosos y antisociales tales como el racismo, la discriminación, el terrorismo y el asesinato”, concluyen los autores.
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