Pujato: la patria chica de Scaloni y el escritor más misterioso de la literatura argentina
Este pueblo del sur de Santa Fe es cuna de una de nuestras mayores celebridades deportivas y de un escritor que durante décadas fue un enigma a develar, al igual que sus relatos.
En 1937, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares debutaban con la escritura a cuatro manos al redactar el folleto sobre las bondades de la leche cuajada La Martona, empresa láctea de la que la familia de Bioy era propietaria.
Pero fue recién en 1942 que apareció el primero de los volúmenes de relatos detectivescos escritos por un tal Honorio Bustos Domecq: ‘Seis problemas para don Isidro Parodi’. Hasta entonces, un escritor desconocido que sin embargo cobró repentina fama tras el éxito de sus cuentos.
Aquella primera edición venía acompañada de una breve biografía del autor ignoto, escrita por Adelia Puglione, anónima maestra de escuela que más tarde se reconvertiría en Adelma Badoglio.
Una biografía que arrancaba de la siguiente manera: “El doctor Honorio Bustos Domecq nació en la localidad de Pujato (provincia de Santa Fe), en el año 1893. Después de interesantes estudios primarios, se trasladó con toda su familia a la Chicago argentina. En 1907, las columnas de la prensa de Rosario acogían las primeras producciones de aquel modesto amigo de las musas, sin sospechar acaso su edad...”
En efecto, Bustos Domecq había nacido en Pujato, localidad que por estas horas está en boca de todos, ya que se trata del lugar de nacimiento de Lionel Scaloni, factótum de La Scaloneta, uno de los héroes deportivos del último mes.
Hasta no hace mucho, pocos conocían la existencia de esa localidad santafesina de unos 4.000 habitantes, entre quienes están la familia Scaloni y entre quienes estuvo, hacia finales del siglo XIX y principios del XX, cuando eran muchos menos, la de Bustos Domecq.
Nadie sabía entonces, sin embargo, que ese autor famoso y misterioso durante décadas era el seudónimo de la dupla Borges-Bioy, que continuaría con sus grandes éxitos literarios: ‘Dos fantasías memorables’, en 1946; ‘Crónicas de Bustos Domecq’, en 1967, y ‘Nuevos cuentos de Bustos Domecq’, en 1977; estos dos últimos ya con las firmas de Borges y Bioy.
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