Netflix estrena la temporada 2 de "División Palermo": tres puntos claves de la primera para recordar

Espectáculos

La primera temporada de "División Palermo" fue un completo éxito en el gigante de streaming y, ahora regresa con una segunda edición.

Noe Ríos
Por Noe Ríos

Este 17 de julio, Netflix nos trae la segunda y última temporada de División Palermo, la serie que, bajo la mente brillante de Santiago Korovsky, se consolidó como una de las producciones originales argentinas más vistas y elogiadas de su año de estreno. Lo que realmente catapultó a esta ficción al estrellato fue su impecable manejo de la comedia negra, un género que División Palermo no solo domina, sino que eleva a una forma de arte.

La serie se atreve a reírse de lo políticamente correcto, de las burocracias ineficientes y de los prejuicios sociales, utilizando el absurdo y la ironía como herramientas para generar una crítica mordaz, pero siempre envuelta en un humor que invita tanto a la carcajada sonora como a la incómoda risa nerviosa. Korovsky ha tejido una narrativa donde la inclusión, el heroísmo y la torpeza conviven en un equilibrio hilarante y, a la vez, profundamente inteligente.

Esta peculiar Guardia Urbana, lejos de ser un mero chiste, se convierte en el vehículo perfecto para explorar las complejidades de una sociedad que busca ser más diversa, pero que a menudo tropieza en el intento. La serie no teme jugar con los límites del humor, utilizando situaciones disparatadas y diálogos incisivos para desarmar estereotipos y poner en jaque nuestras propias percepciones.

La comedia negra de División Palermo reside en su capacidad para encontrar el lado cómico de las desgracias, las incomprensiones y las buenas intenciones que terminan en desastre, sin caer jamás en la burla fácil. Es una propuesta audaz, refrescante y necesaria, que nos demuestra que el humor puede ser una vía poderosa para la reflexión, y que su despedida será, sin duda, un hito en la comedia argentina.

Embed - División Palermo: Temporada 2 | Tráiler oficial | Netflix

Puntos claves de la temporada 1 de "División Palermo"

La primera temporada se destacó por:

  • La improbable conformación de la Guardia Urbana Inclusiva: El punto de partida de la serie es la creación de una "guardia urbana inclusiva" en el barrio de Palermo, un proyecto aparentemente progresista pero con un claro trasfondo de lavado de imagen y cumplimiento de cuotas. Es así como un grupo heterogéneo de personas que no encajan en los estándares tradicionales de un cuerpo de seguridad, se encuentran inesperadamente unidos. Entre ellos está Felipe (interpretado por Korovsky), un joven que se une a regañadientes tras una serie de fracasos personales y una lesión en el ojo, junto a personajes con diversas discapacidades y backgrounds, como la enérgica Sofía en silla de ruedas, el amable "ciego" que es más perspicaz de lo que parece, o el hombre sordo que utiliza un intérprete de lengua de señas con humor. La serie desde el inicio subraya cómo esta diversidad, que supuestamente los hace "débiles", termina siendo su mayor fortaleza de forma inesperada.

  • Casos insólitos y una conspiración oculta: Lo que comienza para la Guardia Inclusiva como una serie de tareas menores y rutinarias, que rozan lo absurdo (desde lidiar con quejas vecinales por ruidos molestos hasta la búsqueda de un perro supuestamente robado que resulta ser una disputa por custodia), pronto se tuerce hacia una conspiración criminal de alto riesgo. Los protagonistas, con su inexperiencia y métodos poco convencionales, se tropiezan accidentalmente con una red de narcotráfico y un plan mucho más grande y oscuro. Esta escalada de situaciones, donde la comedia absurda se cruza con elementos de thriller policial, es una de las mayores fortalezas de la serie, haciendo que el público ría de las torpezas de los personajes mientras se mantiene en vilo por el peligro real al que se enfrentan.

  • La dinámica de un grupo diverso y sus conflictos: La serie brilló en la construcción de personajes ricos y variados, cuyas personalidades y prejuicios iniciales generan constantes choques. La relación entre Felipe y la sargento es un eje central, con su química disfuncional y el contraste entre la rigidez militar y la improvisación caótica de la guardia. La interacción entre los miembros de la guardia, con sus miedos, inseguridades y eventuales aprendizajes, forma el corazón emocional de la serie. Por ejemplo, la forma en que los personajes aprenden a comunicarse entre sí, superando barreras de idioma o percepciones erróneas, o cómo sus propias "debilidades" se convierten en habilidades únicas para resolver problemas, crea una camaradería genuina que se va forjando a golpe de risas y situaciones límite, convirtiéndolos en un equipo entrañable y peculiarmente efectivo.

Embed

Dejá tu comentario