La pizzería de culto de Villa Pueyrredón que volvió para celebrar la tradición, la familia y la amistad
En una esquina emblemática del barrio, La Casa Blanca de Habana reabrió sus puertas gracias a dos amigos de la infancia que se propusieron recuperar el espíritu de la pizza artesanal, fusionando estilos napoletanos y a la piedra, con ingredientes de primera calidad y al calor de la mesa compartida.
Luego de su éxito en los 90, la esquina de Nazca y Habana vuelve a tener alma propia. En ese mismo lugar, donde generaciones de vecinos compartieron pizzas, charlas y brindis, hoy renace La Casa Blanca de Habana: una pizzería con corazón de barrio, impronta artesanal y una propuesta gastronómica que combina técnica, memoria y cercanía. Reabierta en septiembre de 2024 por Walter García Díaz y Martín Coiro —dos amigos criados en Villa Pueyrredón—, este nuevo capítulo del mítico local no sólo honra su historia, sino que la potencia con una mirada actual.
El fuego es protagonista absoluto gracias al horno 100% a leña, construido a medida y alimentado con quebracho blanco y rojo, que marca el ritmo de una cocina que apuesta por lo hecho a mano y en tiempo real. Pizzas de masa madre con 48 horas de fermentación, cocidas a la vista, crocantes y de borde aireado con un inesperado toque de alioli casero, resumen el espíritu de la casa. Detrás de cada detalle y ejecución está Alejo Medina, joven chef con trayectoria y vecino del barrio, que lidera la producción con un equipo comprometido con la calidad y el oficio.
Qué pedir en La Casa Blanca de Habana
Para arrancar, la carta invita a compartir platos ideales para abrir el apetito. Entre los recomendados: el pan de pizza con alioli casero y las porciones de fainá, disponibles en versiones con cebolla caramelizada y reggiano o tomates confitados con rúcula y cebolla morada. Otro imperdible son los lehmeyún de receta familiar, en versiones que van desde la clásica de carne especiada de la nonna Caty hasta alternativas vegetarianas con queso y cebolla, o calabaza y rúcula.
Las pizzas, de estilo propio, fusionan lo napoletano con lo porteño y se dividen en tradicionales y especiales. Las primeras incluyen clásicos como mozzarella, napolitana y fugazzeta (clásica o rellena), mientras que las especiales sorprenden con combinaciones como la de stracciatella con calabaza, hongos y tomates confit, o la de mortadella con pistacho, que lleva salsa casera, ricotta, maní tostado y pesto de albahaca. También hay una opción con bresaola, ajo crocante y almíbar cítrico y otra con queso azul, cebolla caramelizada y verdeo. Todas las pizzas tienen 30 cm y se elaboran en el momento para una mejor experiencia.
El cierre llega con los postres caseros: la torta de ricota de la nonna Elena, servida con mandarinas confitadas a la leña, es tan reconfortante como deliciosa. También se puede elegir el budín de pan de masa madre con dulce de leche y crema. Para acompañar, hay cervezas, vinos por copa, cócteles clásicos y dos tragos exclusivos con moscato de la casa, como el Moscatoni y el Momenti Spritz, preparados con su propia etiqueta, Momenti.
La Casa Blanca de Habana no es solo una pizzería: es un gesto de pertenencia, una vuelta a los orígenes y un nuevo punto de encuentro para los vecinos, donde el fuego, la cocina y el barrio vuelven a abrazarse.
Dónde queda La Casa Blanca de Habana
Esta pizzería se encuentra en la calle Nazca 4301, esquina Habana, Villa Pueyrredón. Abre martes y miércoles de 19 a 23.30 h, y de jueves a domingos de 20 a 00 h.
Redes sociales
Instagram @lacasablancadehabana
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