Otro año negro para un River inmerso en una crisis profunda

Es evidente que el balance final sobre el año de River dejó un saldo ampliamente negativo. Pero se puede hilar más fino aún para decir que el club de Núñez afronta una de las crisis más profundas de su historia, sino la peor.

Es cierto que River estuvo 18 años sin salir campeón y ahora lleva sólo tres. Pero en este último periodo la realidad del club no fue caótica y decepcionante únicamente en el ámbito futbolístico, sino que los problemas desbordaron por todas partes: Conflictos entre la propia hinchada, los dirigentes, los técnicos, los jugadores y hasta en la economía del club.

Todos estos factores hacen que actualmente se viva un clima hostil. El nuevo DT parece darle un cambio de aire. ¿Alcanzará la personalidad y la muñeca de Diego Simeone para tapar todos esos baches de este River?

En un cierre de torneo que fue un fiel reflejo de lo sucedido durante todo el año, se manifestaron diferencias entre los futbolistas del plantel. Ariel Ortega declaró tras la derrota ante Banfield que el técnico que asumiera se encontraría con un mapa complicado por las divisiones en el plantel y le apuntó a los jóvenes: “Están confundidos”.

La pésima gestión dirigencial jugó un papel determinante en este presente, con el presidente José María Aguilar a la cabeza. Por momentos se compró de más (o mal) y se dejó ir rápidamente a jugadores importantes, además de no tener el manejo en las divisiones juveniles como River lo acostumbraba, entre los problemas más evidentes.

Ni el mismo estadio Monumental estuvo en condiciones. La mala planificación dejó como consecuencias una cancha no apta para jugar al fútbol justo en los momentos más decisivos: las definiciones de la Copa Sudamericana y del Apertura, donde River finalmente se quedó sin nada.

Nunca se pudo sostener un proyecto firme y el club se derrumbó de manera impensada pocos años atrás, para sumar tres años de frustraciones opacadas aún más por los tantos logros de su eterno rival Boca Juniors.

De ahora en más se deberá hacer todo lo contrario a lo realizado en los últimos años para revertir esta crisis institucional y dejar a River en el lugar que su historia lo indica.

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