Lesbianas y trans llegan a la política para romper todos los paradigmas
Sol de la Torre, Bianca Llanca, Daniela Castro, Érica Porris y Luján Álvarez son mentoras del colectivo LGTB (Lesbianas, gay, trans y bisexuales). Ahora todas ellas van por más y desembarcan en el terreno político.
Mientras la Argentina combatía en Malvinas la más cruel de su guerra, Bianca Llanca libraba una batalla tan atroz como aquella: simular ser un hombre para no sufrir represalias. Es que el día que la llamaron para cumplir con el servicio militar, debió enfrentarse a sus propios miedos y los estigmas ajenos.
"No me quedó otra que hacer de hombre", cuenta hoy, como si ser hombre o ser mujer fueran roles asignados caprichosamente. Pero ella sabía lo que le esperaba: un ambiente machista, el pánico de una guerra, el abuso verbal, la misoginia, la violencia.
La paz duró lo mismo que la ficción de representar la parodia: cuando descubrieron que era gay la encadenaron, la hicieron caminar por el patio así, como un perro, la escupieron. Durante medio año soportó esa humillación. Después pidió la baja del servicio militar.
En realidad, Bianca Llanca se bancó más el miedo a pelear en una guerra o convivir con el machismo recalcitrante de un sistema opresivo como el servicio militar que la atroz condena de no poder ser ella misma.
Por eso, cuando cumplió 27 años, transformó su cuerpo y lo adaptó a su alma. Dejó su casa en Río Negro –donde vivía junto a sus doce hermanos- y se presentó como bailarina en la promisoria Buenos Aires.
Daniela Castro compartió otros miedos pero los vivió igual que su compañera. Castro nunca entendió por qué estaba condenada a la prostitución, como si fuera un precio inexorable que debía pagar por ser mujer.
Así pensó también Sol de la Torre, desde Mar del Plata. Ella estudiaba Ciencias Agrarias en esa ciudad y sintió en su profesión la misma estigmatización que sintió siempre hacia su persona. Por eso decidió ejercer la política y "dar batalla".
Porque si algo hacen estas mujeres es dar batalla. Todo es fruto de sus conquistas y peleas. Desde su cuerpo hasta su trabajo. Desde la necesidad de "ser" hasta la de trascender con una identidad propia, no moldeada por prejuicios sociales.
Sol de la Torre, Bianca Llanca, Daniela Castro, Érica Porris y Luján Álvarez son estandartes y mentoras del colectivo social LGTB (Lesbianas, gay, trans y bisexuales).
Hoy todas ellas van por más. De la Torre es precandidata de diputada nacional en la provincia; Daniela Castro a senadora por la quinta sección electoral de la provincia de Buenos Aires; Érica Porris a concejal en Vicente López; Luján Álvarez a concejera escolar en el partido de San Martín y Bianca Llanca suplente a concejal en el partido de San Martín. Todas son de VAMOS, el espacio político que lleva a Manuel Bertoldi como primer candidato a diputado nacional.
"Siempre vamos". Ya tuvieron algunas conquistas. –el DNI con su nombre real- ya se casaron (algunas) y otras saben que pueden hacerlo. A respetar la identidad de género y trabajar por conseguirla.
El camino no es fácil. La política también es "masculina". Pero se animaron. Así le pasó a Erica Porres cuando descubrió que docentes de la UBA no cobraban. "Salí de mi espacio de confort y me acerqué a las asambleas, los apoyé en su reclamo", recuerda.
Y así comenzó a militar. Tener pensamiento crítico y valor para cambiar paradigmas le alcanzó para formar una organización en Vicente López y desde allí, trabajar para los más desposeídos.
"En Vamos trabajamos en la diversidad, sabemos trabajar en el respeto a la disidencia, a las opiniones diferentes, que a partir de ahí se puede construir acuerdos", dice. Aunque deja bien claro que una cosa es aceptar las diferencias y otra negociar principios: "No podríamos hacer una lista con Vidal y con Carrió, porque nos separan diferencias estratégicas y políticas profundas", aclara.
Luján Álvarez resalta que viene de una generación muy despolitizada y encontrarse con el feminismo, fue comprender a la política como una herramienta de transformación, para creer que todo lo que le pasaba a ella, no era un problema.
Siendo lesbiana señala que no se siente diferente a una compañera heterosexual. Que los peligros en un partido caliente como San Martín es el mismo para las dos.
La violencia de género es un tema preocupante en ese municipio del Conurbano bonaerense, marca que es el segundo partido de la provincia con mayor riesgo de violencia para las mujeres, detrás de La Matanza, pero que si se mide por cantidad de hechos pro habitantes, San Martín lo supera.
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