Encontró en una servilleta un mensaje inesperado del abuelo para su abuela: "No te tenía tan fogoso, Alfredo"
Marina Rodríguez Felder buscaba un papel para hacer un trámite, pero en vez dio con el lado desconocido de su abuelo, entre el humor y la picardía.
"Acabo de encontrar esto de mi abuelo escribiéndole a mi abuela 'quisiera comerte como al bife de chorizo', en una servilleta afanada de un restaurante de Mar del Plata. No te tenía tan fogoso, Alfredo", contó este lunes Marina Rodríguez Felder a través de su perfil de X, donde compartió la foto del mensaje de su abuelo por el cumpleaños de su abuela.
Lo que Marina buscaba entre las cajas que quedaron de la casa de su abuela Elsa, fallecida en 2013, era algún documento que diera por acreditada la fecha exacta de su deceso. Lo que encontró en vez fue una dedicatoria, un cumpleaños en Mar del Plata y el costado menos conocido de su abuelo Alfredo, todas pruebas de 50 años juntos, una vida.
"Abrí una caja al azar buscando algún documento, metí la mano y saqué una bolsa con algo de tela adentro. De curiosa quise ver por qué mi abuela habría guardado en una bolsita un pedazo de tela medio manchado así que la abrí y me encontré con una servilleta grande, de esas que te daban en los restaurantes antes de las servilletas de papel. Intacta", relató Marina a minutouno.com.
La servilleta de tela tenía espacio para varias dedicatorias: la de la madre de Elsa, la del padre de Marina (el hijo mayor de Elsa), la de la tía de Marina y hasta la del novio de la tía de Marina.
"Decía grande 'Feliz cumple' y la fecha: 13 de febrero de 1966. Calculo que habían salido a cenar todos juntos y a alguien se le ocurrió afanarse la servilleta. Arriba, a la derecha, alguien escribió 'AFANADA', para escribirla", explicó Marina sobre el objeto clasificado de manera minuciosa en el archivo familiar.
Para ese entonces el matrimonio ya tenía tres hijos de "veintialgo de años" y el archivo familiar contaba con muchos capítulos: "En el momento de la servilleta ella estaba cumpliendo 48 años y él tenía 52", detalló Marina, que además explicó que Elsa "era hija natural, una vergüenza en ese momento, y fue una especie de acto heroico que él se casara con ella".
Pero se casaron igual, en 1943. "Alfredo y Elsa tuvieron tres hijos y ocho nietos. Elsa murió en 2013 así que llegó a ser bisabuela de nueve bisnietos", señaló Marina, que nació tres años después del episodio de la servilleta.
Como Elsa era docente le tocaba un mes de vacaciones así que la familia viajaba todos los veranos de Buenos Aires para quedarse en el departamento que tenían en Mar del Plata, donde festejaban el cumpleaños de Elsa.
"Las dedicatorias de todos eran las habituales pero la de mi abuelo es hermosa. Calculo que en el '66 ya tenían unos 25 años de casados así que me sorprendió, además, porque recuerdo a mi abuelo como un tipo cero romántico", explicó Marina sobre Alfredo, que trabajó cuatro décadas en Obras Sanitarias de la Nación (hoy AySA) pero se complementaba con su esposa, una profesora de Literatura para el nivel secundario.
"Él le decía 'lechuza de mi vida' y ella a él le decía 'alondra de mi vida', porque ella era noctámbula, se quedaba leyendo toda la noche, y él era muy madrugador", recordó Marina.
"Cada uno respetaba el mundo del otro. Ese es el recuerdo que yo tengo. Ella hablando de literatura hasta por los codos y él mirando un partido de fútbol y de a ratos desviando la vista para mirarla a ella con admiración", describió Marina sobre su abuelo, que la sorprendió este lunes con su faceta romántica porque "siempre estaba muy atento a ella pero no lo recordaba así, onda Sandro, un fuego".
El padre de Marina, Luis Hernán Rodríguez Felder, fundó la editorial Imaginador en 1995, apenas dos años después de la muerte de Alfredo. Marina todavía trabaja ahí y reconoció que su abuela Elsa "cada tanto se aparece" por su oficina, por ejemplo, como ocurrió este lunes por la mañana, cuando buscando un papel lúgubre dio con una prueba de vida.
"Cuando encontré la servilleta la bajé y la dejé acá en mi oficina a un costado. Detrás de mi silla hay un mueble con puertitas... hoy se abrió tres veces de la nada una puertita y a la tercera vez, cuando la fui a cerrar, vi que adentro había unas diapositivas y eran de mi abuela en Egipto. Ella amaba viajar, siempre con mi abuelo", explicó.
"Le gustaba mucho sacar fotos así que la sufríamos cuando volvía... nos sentaba a todos los nietos en el piso, armaba la pantalla, enchufaba el proyector y nos pasaba las diapositivas de su viaje, un plomazo", reconoció Marina, que esta vez terminó mirando fotos de Mar del Plata gracias a la visita de su abuelo.
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