Sin saber de ortopedia, construyó una prótesis para su hijo
Alejandro tiene 7 años y nació sin una de sus extremidades. Al no poder pagar el alto costo de una prótesis, su padre decidió fabricar una tras una visita a Tecnópolis donde vio cómo funcionaban las impresoras 3D.
"A Alejandro le faltaba una de sus extremidades y los ánimos se nos vinieron al suelo. Sus hermanos no encontraban consuelo y fue un momento muy difícil para todos", comentó al diario El Tribuno.
Fue entonces cuando su papá Hugo Calatayú, quien es profesor de Inglés, decidió buscar otras alternativas. Empezó a ver cosas en internet hasta que se enteró que un médico de España aconsejaba colocar la prótesis a los nenes ya que su cuerpo la iba a asimilar más rápido y les resultaría más fácil acostumbrarse.
Sin embargo, se chocaron con el primer obstáculo: los 48 mil euros que valía la prótesis. Para la familia era imposible pagar el alto costo, por lo que debían buscar otro camino.
"En una de las últimas veces que viajamos a Buenos Aires fuimos a Tecnópolis. Allí conocimos a unos ingenieros que mostraban el uso de las impresoras 3D. Diego, uno de ellos, fue quien nos motivó a comprar una, ya que nos permitiría hacerle la prótesis a mi hijo. Pero fue realmente muy difícil", acotó Hugo.
Una vez instalada la máquina, el desafío fue aún mayor ya que Hugo solamente conocía de diseños en madera pero no así del funcionamiento de la impresora 3D.
"Nos empezamos a conectar por internet con gente de otros países. Existe una página llamada Enable en la cual se pueden descargar algunos archivos liberados de diseño y gracias a eso pudimos acceder a la posibilidad. Se pueden modificar los diseños según los requerimientos personales. Fue difícil, porque un solo archivo no me funcionaba y tenía que combinar las distintas partes de la prótesis. No se podía armar toda completa. Fue prueba y error miles de veces, hasta que llegamos a hacerlo", relató.Desde entonces, Alejandro usa su prótesis aunque su familia reconoce que con gente desconocida esconde su manito ya que es lo primero que le miran. "No es bueno que lo traten de "pobrecito". Prefiero que sea uno más. El ya nació así y por eso no siente sus limitaciones. Se cuelga de los árboles como cualquier otro chico y es un niño feliz", dijo la madre.
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