Noches alegres, mañanas tristes: el trasfondo de la ausencia de Marcos Rojo en Boca ante Independiente
Aunque oficialmente se habló de fiebre, Marcos Rojo habría faltado al entrenamiento tras una noche de festejo con Pipa Benedetto. Mariano Herrón decidió marginarlo en un duelo clave.
Marcos Rojo y Pipa Benedetto
Boca volvió a quedarse con las manos vacías. En un cruce decisivo por la fase final del torneo argentino, cayó eliminado en La Bombonera frente a Independiente y, con ello, no jugará por nada medianamente importante, como mínimo, hasta fines de este año. Sin Copa Libertadores ni Sudamericana en el horizonte, el duelo ante el Rojo asomaba como uno de los pocos momentos de tensión deportiva que le quedaban al semestre. Pero en la previa del encuentro, todas las miradas se desviaron hacia una ausencia inesperada: la de Marcos Rojo.
El defensor central y referente del equipo no fue parte de los convocados por una supuesta indisposición física: fiebre, dijeron desde el club. Sin embargo, con el correr de las horas comenzó a filtrarse que la razón de su baja podía tener otro tinte. Y que el interinato de Mariano Herrón —quien ya venía lidiando con internas silenciosas— había tomado una decisión disciplinaria.
Hasta ahí, lo conocido: Rojo no se presentó en Ezeiza el sábado anterior al partido, y desde el entorno xeneize se dejó entrever que fue por un tema médico que debía ser evaluado ese mismo día. Sin embargo, según pudo saber minutouno.com por fuentes cercanas al plantel, el verdadero motivo de la ausencia del defensor tiene nombre propio y ritmo de cumbia: el cumpleaños de Pipa Benedetto.
El ex delantero de Boca e íntimo amigo de Rojo organizó una celebración privada que se extendió más de la cuenta. Allí estuvo el ex Manchester United, y fue recién después de esa noche cuando comunicó su "malestar". Lo que molestó al cuerpo técnico particularmente, según trascendió, fue la actitud posterior: Rojo no se presentó el sábado a la mañana para ser revisado por el cuerpo médico, como correspondía a un profesional.
Herrón, respaldado por la dirigencia en este caso puntual, tomó la determinación de dejarlo al margen. Una señal hacia el vestuario, pero también un gesto hacia el hincha que empieza a cansarse del desgobierno silencioso que hace rato domina el día a día del club.
Lo irónico del caso es que la historia se repite casi con calco. En 2024, fue el propio Benedetto quien quedó envuelto en un escándalo similar cuando su fiesta de cumpleaños derivó en una crisis interna que terminó con él y otros jugadores fuera del plantel. Aquel episodio quedó inmortalizado por una frase enigmática que aún hoy sigue rebotando por los pasillos de Casa Amarilla: "Noches alegres, mañanas tristes". Nunca se supo del todo si la sentencia se la lanzó el técnico de entonces, Diego Martínez, al delantero, o si fue Benedetto quien confesó su inconducta con esa línea digna de un tango.
Hoy, un año después, esa frase vuelve como un boomerang. Y con el capitán involucrado. El trasfondo de la eliminación de Boca empieza a desnudarse fuera de la cancha. Mientras los flashes apuntaban al 0-1, en los pasillos ya se hablaba de la fiesta que volvió a sacudir al club. Las noches alegres siguen costando caro en Brandsen 805.
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