Cómo llegan Racing vs. Estudiantes
La Academia arriba a esta final impulsado por una campaña irregular en la fase regular, donde finalizó tercero en la Zona A con 25 puntos, pero con un rendimiento muy sólido cuando llegaron los cruces mano a mano. Bajo la conducción de Gustavo Costas, el conjunto de Avellaneda superó varias pruebas de alto voltaje: primero dejó en el camino a River por 3-2 en un duelo vibrante en los octavos; luego necesitó de la figura descollante de su arquero Facundo Cambeses para imponerse por penales ante Tigre; y en semifinales silenció La Bombonera con una victoria 1-0 frente a Boca, resultado que reafirmó su perfil competitivo en escenarios exigentes.
El Pincharrata, en cambio, vivió una fase regular mucho más compleja. Con apenas 21 puntos y un octavo puesto en la misma zona, el equipo dirigido por Eduardo Domínguez parecía lejos de cualquier aspiración mayor. Sin embargo, el conjunto platense mostró una transformación radical en los partidos eliminatorios, donde exhibió solidez, orden táctico y contundencia para dejar en el camino a Rosario Central, Central Córdoba y Gimnasia, todos por 1-0. Esa seguidilla ganadora le permitió reconstruir su confianza y llegar al duelo definitorio con un envión totalmente inesperado.
El partido no solo definirá al campeón del Clausura, sino que también podría marcar un hito estadístico para cualquiera de los dos. Racing tiene la posibilidad de sumar su 19° título de Liga, ampliando una vitrina que incluye conquistas históricas desde 1913 hasta la más reciente en 2019. Estudiantes, por su parte, podría alcanzar su séptima coronación liguera, una marca que no logra desde 2010. Cabe destacar que, aunque el “Pincha” ganó la Copa de la Liga 2024 con un formato similar, la AFA lo considera título de copa y no de liga.
El último antecedente en una final entre ambos equipos se remonta al Metropolitano 1967, cuando Estudiantes se impuso con un contundente 3-0. Más de medio siglo después, la historia vuelve a ponerlos cara a cara, esta vez en un estadio moderno y neutral, con dos presentes que poco tienen que ver con aquel recuerdo, pero con la misma esencia: un título en juego y la gloria como único destino.
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