Carrió vuelve a ser denunciadora serial, pero se ¿confunde? hechos, fechas y protagonistas
Quizás atemorizada por el nuevo volumen político del Gobierno, Lilita sale a inventar una historia en la que el tiempo real no tiene nada que ver con su relato.
Elisa Carrió observó los movimientos del Gabinete de Alberto Fernández, el relanzamiento de su Gobierno, la promesa de shock de consumo y acudió a una pantalla amiga sin repreguntas para sus denuncias. Dialogó con el periodista Joaquín Morales Solá y disparó contra el flamante ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández y su par de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, pero con nulo rigor.
"Guarda que todos personajes, Berni y Aníbal Fernández, están ligados al hecho más terrible de la historia de la República", sentencia Carrió. ¿Cuál es el hecho más terrible? ¿La dictadura genocida que robaba bebés? ¿El bombardeo a la Plaza de Mayo? Y si se quiere, ¿el fusilamiento de Aramburu? Sería demasiado culparlos por las ejecuciones de Manuel Dorrego o Juan Lavalle. No, para Lilita, lo peor de la todos los tiempos fue "el asesinato del fiscal Nisman".
"Quien controla a la Federal desde siempre, es Aníbal", enumera Carrió pese a que donde murió Nisman tenía jurisdicción Prefectura Naval Argentina, dependiente del Ministerio de Defensa.
"Antes de matar a Nisman, que estaba programado", lanzó la chaqueña sin reparar que la denuncia del ex titular de la UFI AMIA contra Cristina Kirchner fue presentada apenas cuatro días antes de su deceso y tras la interrupción de un viaje con una de sus hijas.
El relato ficcional continúa con la pregunta retórica de respuesta falsa: "¿Quién asume como jefe de Gabinete? Aníbal Fernández", dice sin dudar y agrega "diciembre".
¡Fake news! Aníbal asume el 26 de febrero de 2015, un mes después de la muerte de Nisman que ocurrió el 18 de enero de ese año electoral.
El cierre de Carrió es con una metáfora arjoniana. "Va a ser el trabajo de matar al muerto".
El recorte lo compartió Lautaro Maislin en Twitter y sumaba interacciones por segundo.
¿Habrá fe de erratas?
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