“GH 5”: ¿Es necesario que jueguen a la mamá y el papá?

*Si los participantes se aburren, propongo que les den un mazo de cartas, una play station, un modesto y antiguo yo-yo o cualquier otra cosa que no consista en amenazar con embarazos inexistentes.

En “Gran Hermano 4” fue Osito. En la edición actual, Florencia. En el primer caso, fue una broma. En el segundo, según dijeron, una falsa alarma. Para expresarlo en el lenguaje de la casa televisada, creo que están jugando. Y si de jugar se trata, me pregunto si no sería que mejor que les alcanzaran un mazo de cartas para que se entretengan con una buena partida de truco, o una pelota de fútbol para que hagan un picadito, o una play station, o aunque sea, un modesto y antiguo yo-yo. En definitiva, cualquier invento que les permita desplegar la capacidad lúdica de alguna otra forma que la de amenazar con embarazos inexistentes.

Es cierto que a “Gran Hermano 5” el rating le es esquivo y que la producción en vez de bajar los brazos, sigue tratando de remarla. Prueban mil y una idea para tratar de  levantar la puntería. También es evidente que el miércoles último, cuando se meneó el asunto de la sospecha de embarazo de Florencia, Canal 13 estrenaba “El hombre que volvió de la muerte” y que, en consecuencia, el ciclo de Telefé necesitaban platos fuertes para enfrentar la nueva ficción producida por Pol-ka. En ese marco, una cosa es inventar un “Gran Hermano Paraguay”, que no era más que una jodita para los participantes del reality en la Argentina y otra, bien distinta, batir el parche con la supuesta concepción de un bebé, que no debería ser una jodita para nadie. Y que, dicho sea de paso, de puro repetida, ni siquiera resultaba creíble.

La chica que al final no había sufrido más que un atraso de su menstruación, Florencia, comenzó sembrando las dudas a partir de una conversación con Javi, el muchacho con el que se ha puesto a noviar en el reality. A falta de mayor imaginación, le preguntó al eventual padre de la criatura: “¿Cada cuánto es el período de una mujer?”. Si se considera que la participante tiene 22 años y que vive en el siglo XXI, la pregunta era, cuanto menos, inverosímil. La escena siguió con el novio explicándole pacientemente las nociones más elementales de biología sin abrigar la menor sospecha sobre lo que podría haber motivado a la chica a abordar ese tema, como habría hecho cualquiera varón en la vida real. Quiero decir, en la vida sin televisación ni rating ni nominaciones. Acto seguido, las cámaras mostraron a Florencia sacando cuentas con los dedos. ¿No habrá sido mucho?

Los reality shows son exactamente eso: una mezcla de realidad y espectáculo. Pero tengo para mí que hay cuestiones que no tendrían que formar parte del show. Entre otras, la concepción de un hijo. Sin embargo, en los últimos tiempos, batalla por el rating mediante, las cuentas sobre los presuntos días de ovulación y relaciones sexuales se sacan a la vista de la teleaudiencia y con la tranquilidad de que, finalmente, no habrá embarazo alguno. Sucedió hace poco tiempo en “Para siempre ni solos ni solas”, el ciclo en el que los participantes buscan pareja y que en aquel momento conducía Verónica Varano en las tardes de Canal 13. Volvió a ocurrir ahora en “Gran Hermano”.

No se trata de condenar al entretenimiento en la TV: ésa es una de sus funciones y es bueno que la cumpla. Habría que tener una terrible vocación por la amargura para desconocer la necesidad que tenemos los humanos de entretenernos y distendernos. Y habría que ser muy necio para negarle a la televisión el mérito de ser una fuente de diversión al alcance de todos. “Gran Hermano” es un juego. ¿Qué problema hay en que un programa de TV nos invite a desarrollar nuestra capacidad lúdica? Definitivamente, ninguno. Muy por el contrario, ese convite a jugar un rato es bienvenido.

Pero, ¿a quién le sirve meter al embarazo en el canasto de los juegos? Si Florencia efectivamente tuvo un retraso en su menstruación, ¿hacía falta que participáramos todos en un asunto que no le atañe más que a ella y a sus hormonas? Con la cantidad de embarazos no deseados que enfrentan las adolescentes en la actualidad, me parece imprudente que la TV contribuya a alimentar la fantasía de que la paternidad y la maternidad son un juego de chicos.

Que en “Gran Hermano” estén jugando, es natural. De eso se trata el ciclo, y ése es el código que aceptamos los espectadores del programa. Pero si me dan a elegir, preferiría que no jugaran a la mamá y el papá.

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