Una mujer se fugó con sus dos hijos para no restituirlos al padre maltrador
Juana Rivas huyó con sus hijos de Madrid y nadie sabe dónde está. Se escapó para no cumplir con la orden judicial que la obliga a restituir a los menores a su padre, un italiano acusado de maltrato. "Esconderme es la única manera que he encontrado, pero no puede ser para siempre, dijo.
"Escaparme y esconderme es la única forma que tengo para proteger a mis hijos", aseguró la mujer que, desde el pasado 26, es la protagonista de una fuga de ribetes épicos.
El caso, que pone a luz el creciente drama de las tenencias transfronterizas, cobró más eco con la estrategia que acaba de estrenar Juana. No sólo se mantiene escondida sino que permanece en contacto con los principales medios y se encarga de que difundan su posición.
Lo hizo en las últimas 48 horas, con dos cartas en las que insiste en sus argumentos. "Le pido a la jueza que se ponga en mi lugar y diga si ella entregaría sus hijos a un maltratador", sostuvo en una de ellas.
Horas después, ratificó la opción por permanecer en fuga con una foto en la que se muestra, sonriente, abrazando a sus dos hijos.
La imagen, que es tapa en las portadas de casi todos los sitios web de noticias, carece de elementos que sirvan para identificar dónde fue tomada. Lo que sí queda claro es que los tres -madre, niño y niña- parecen felices y para nada asustados.
"No le hablo mal de su padre a los niños. Sólo pido que no me obliguen a entregarlos" a un maltratador reconocido. Una persona que "no es un buen" padre, sostiene.
¿Por qué huyó Juana con sus hijos?
El caso se remonta varios años. Rivas se casó con un italiano, Francesco Arcuri. Partió con él a Italia y juntos regentearon un pequeño hotel rural.
En 2009 llegó la primera denuncia y sentencia por malos tratos. Arcuri aceptó los hechos. Rivas contó que la maltrataba delante del hijo mayor y que incluso el niño había recibido algún golpe intentando defenderla.
La pareja se separó y, en un intento de reconciliación, nació la segunda hija. Al poco tiempo, los problemas volvieron, según dijo la mujer. Cansada de apelar a la justicia italiana, escapó a España con los pequeños.
Pero estando en España, su suerte no mejoró. Los tribunales dispusieron la restitución y, encima, la acusaron de secuestro. Ella segura que todo lo que encontró fue desidia y malos procedimientos.
"Si la Justicia hubiese hecho lo que correspondía en el primer momento, no se hubiesen acumulado tantos errores y sentencias en contra", argumentó.
Su huida formó revuelo en España. Varios funcionarios y autoridades del gobierno le dieron la razón. Hasta el presidente Mariano Rajoy se negó a descalificar de plano su conducta. "Hay que ponerse en el lugar de una madre", dijo.
Otros fueron más allá. Pero tuvieron que recoger barrilete para no exponerse a que se los acuse de incitar a la rebeldía ante la Justicia.
Pese al sopor del verano y, en particular, del mes de agosto en la península, el caso disparó movilizaciones en varias ciudades. Algunas de ellas, simultáneas -a favor de Juana o de Arcuri- con choque de pancartas incluido.
"c" es una frase que se repite por las redes sociales, en defensa de la madre que, "por defender a sus hijos" lleva tres semanas largas burlando a los mejores sabuesos del país.
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