Primavera Sound: la solvencia de Arctic Monkeys en un domingo complicado
Alex Turner y compañía salieron airosos de un complicado clima y de la algarabía exacerbada de algunos fanáticos.
Alex Turner.
Arctic Monkeys, las tormentas y Argentina tienen una relación especial. Hace 10 años tocaron antes de Foo Fighters bajo una lluvia torrencial en el estadio Monumental. A eso siguieron dos visitas más a festivales ya como cabezas de cartel y sin problemas meteorológicos. Pero en la jornada final del Primavera Sound Buenos Aires, Alex Turner y compañía debieron sortear varios escollos poco habituales en sus explosivos shows, y lograron salir airosos.
El primero de ellos tuvo que ver con el clima. La reprogramación por las posibilidades le quitó unos primeros quince minutos a su set programado, y el diluvio bajo el que efectivamente debieron tocar operó en su contra aún más. Pero además, la centralidad de su show (el más importante del festival) y la habitual algarabía en exceso de algunos fanáticos argentinos, quizás exacerbada por todo lo que generaba la inclemencia climática, provocó que la banda detenga las poderosas interpretaciones de “Brianstorm” y “Snap Out of It” (dos de las primeras cuatro canciones), al ver gente que no la pasaba bien con los amontonamientos excesivos en las cercanías del escenario.
El pedido expreso tanto del cantante como de la producción del festival permitió que se continuara con el show. Y si bien la suma de los inconvenientes llevó a que una probable lista de 20 temas se termine reduciendo a 15 (con buen criterio, la seguridad del público ante todo), alcanzó para que la banda de Sheffield vuelva a mostrar que libra por libra es una de las mejores del planeta.
Desde el inicio con la nueva “Sculptures of Anything Goes” hasta el final con una emocionante interpretación bajo la lluvia de “505” (quizás la canción más hermosa de toda la discografía de los “monos”), el grupo se las arregló para navegar por seis de sus siete discos de estudio y diferentes climas.
Quizás, donde más se notó el recorte es en algunas de esas canciones que vuelan pelucas en cualquier latitud donde se toquen. Pero ante la necesidad de reducir el set por las citadas circunstancias, es probable que el grupo haya entendido que, más allá de que sonaron algunas bombas como “I Bet You Look at the Dancefloor”, ameritaba tomar la difícil decisión de que por varios motivos no era la noche para canciones de rock tremendas como “R U Mine?” y “Don't Sit Down 'Cause I've Moved Your Chair”.
Pero si hubo lugar para ya clásicos como “Do I Wanna Know?”, baladas inoxidables como “Cornerstone”, perlas de la profundidad de la discografía como “Potion Approaching” y canciones de sus dos últimos álbumes, donde el grupo no reniego de su llegada a la adultez y correspondientes cambios en su sonido que les otorgarán nuevos momentos y colores a shows en vivo que nunca pasan desapercibidos.
Dato de color: a diferencia de lo sucedido el sábado, el domingo un altísimo porcentaje de quienes se hicieron presentes en la Costanera Sur a pesar de las dificultades climáticas lo hicieron con indumentaria referente al icónico grupo inglés. ¿No es el momento de que Arctic Monkeys en nuestras latitudes descanse de los festivales y vuelva a tener shows propios?
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