Patricia Bullrich, avanza: la extensa lista de afiliaciones partidarias de la ministra
La actual ministra de Seguridad de Javier Milei supo ser titular del PRO y funcionaria de la Alianza en 2001, pero sus orígenes "ponebomba" la persiguen.
Con su pase formal a La Libertad Avanza, Patricia Bullrich presentó este martes a las 18 su nueva reencarnación política tras décadas de militancia adaptativa que la acercó al peronismo, al radicalismo aliancista, al progresimo y, finalmente, a las alas más derechosas del ecosistema local.
Además de ser una de las defensoras más firmes de la agenda libertaria, Patricia Bullrich mostró sus colores personales desde que asumió Javier Milei al poner en marcha su protocolo antipiquetes, antimanifestaciones populares y antisindical.
Una prueba del largo camino que lleva recorrido desde 1973, cuando se sumó a las filas de la Juventud Peronista Regionales. Esa historias, y las fotos en blanco y negro con rulos y el puño en alto, reaparecen cada tanto en los medios como revancha de la memoria hacia la vecina de Palermo con ideas de centroderecha que resultó ser.
Ya en la adolescencia Patricia Bullrich se entendía con el dirigente montonero Rodolfo Galimberti, que era pareja de su hermana, Julieta Bullrich.
La revista Noticias publicó en algún momento que la ministra de Seguridad de Javier Milei y Mauricio Macri alcanzó el rango de segunda teniente en Montoneros, bajo el pseudónimo de Carolina Serrano, como reprodujo esta semana el sitio Perfil.
Después de abrirse de Montoneros, Patricia Bullrich se exilió en Brasil entre 1977 y 1982, y cuando se calmaron las aguas en Argentina volvió a Buenos Aires para formar su propia agrupación política, todavía dentro de la Juventud Peronista.
Por eso no es de extrañar que en 1993, con el advenimiento del menemismo, Patricia Bullrich haya sentido el llamado de su camaleónica especie convirtiéndose en diputada nacional oficialista hasta 1997.
Tras completar un período en Diputados, Bullrich volvió a cambiar de color: en 1999 ganó las elecciones generales la Alianza con Fernando de la Rúa y Carlos "Chacho" Álvarez a la cabeza, y "la piba" -otro mote de su época de militante juvenil- fue nombrada secretaria de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios y ministra de Trabajo, Empleo y Formación de Recursos Humanos de la Nación.
En 2001 una Bullrich de pelo corto, a lo garçon, fue nombrada ministra de Seguridad Social del Gobierno de De la Rúa. En su gestión brillaron hitos como el decreto que estableció la reducción del 13% a las jubilaciones, algo que ella misma describió como "una medida firme, durísima", pero necesaria.
Todo ese Gobierno se fue en helicóptero en diciembre de 2001, pero Patricia Bullrich se movió cual paracaidista experta: primero le cambió el nombre a su partido, que pasó a llamarse Unión por la Libertad, y luego urdió un frente electoral con Recrear, el espacio de centro derecha de otro exfuncionario de la Alianza, Ricardo López Murphy.
Esa alianza electoral quedó en cuarto puesto en las elecciones para la Jefatura de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, y Patricia Bullrich lo tomó como trampolín para dar otro salto: sumó su espacio a la Coalición Cívica de Elisa Carrió, y llegó a diputada nacional hasta el advenimiento del PRO.
Corría el año 2011 y la Ciudad de Buenos Aires había aceptado el liderazgo del expresidente de Boca Mauricio Macri, y Patricia Bullrich sintió que era tiempo de unirse al PRO, partido del cual llegó a ser titular hasta 2024 y que esta semana decidió abandonar en pos de asumir su nueva identidad como mujer de La Libertad Avanza, aún a pesar de que en 2023 Javier Milei la acusó de poner bombas en jardines de infantes cuando era militante de Montoneros.
Patricia Bullrich denunció a Javier Milei por esas declaraciones, pero la política actúa más rápido que la Justicia.
En claro contraste con las Lilias y las Karinas, la siempre castaña Patricia Bullrich firmó su pase a La Libertad Avanza como parte de un "proceso natural" en su ser político, como indicaron desde su entorno, en contraste con los comentarios en la calle, donde la población se pregunta todavía qué significa darle un voto.
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