Falleció Kenya, la última elefanta en cautiverio en la Argentina: tenía 44 años

Sociedad

A comienzos de julio fue llevada a Mato Grosso, en Brasil, tras pasar cuatro décadas en el Ecoparque de Mendoza.

Kenya, considerada la última elefanta que permaneció en cautiverio en la Argentina, falleció este martes por la mañana en el santuario de Mato Grosso, Brasil, adonde había sido trasladada en julio pasado tras décadas de encierro.

La información fue dada a conocer por Proyecto Ele, la organización dedicada a la liberación de elefantes. “Esta mañana Kenya dejó este plano, tras varios días en los que su salud se fue deteriorando y fue atendida de forma permanente por el equipo del santuario”, comunicaron a través de Instagram.

Embed - Proyecto ELE on Instagram: "POR SIEMPRE, KENYA Esta mañana Kenya dejó este plano, tras varios días en los que su salud se fue deteriorando y fue atendida de forma permanente por el equipo del Santuario de @elefantesbrasil . Aún no se conocen las causas exactas de su fallecimiento. Hoy se realizará la necropsia, con la participación de profesionales universitarios que habitualmente colaboran con el SEB, y los resultados estarán disponibles dentro de algunas semanas. Kenya pasó toda su vida en cautiverio. Durante 44 años, su cuerpo soportó las consecuencias de una realidad que la ciencia viene señalando desde hace décadas: la cautividad es profundamente dañina para los elefantes y reduce de manera drástica su esperanza y calidad de vida. Lo hemos visto una y otra vez con Pelusa, Merry, Arny, Sharima, Tamy, Kuky y tantos otros elefantes que murieron en zoológicos de Argentina en los últimos años. Los cuerpos sometidos durante décadas a espacios de cemento, aislamiento y privaciones arrastran secuelas que no desaparecen con un traslado, aunque este sea un acto de justicia. Así ocurrió con Pocha, con Pupy y ahora con Kenya. Ese pasado deja huellas profundas. Aun así, la vida en un santuario demuestra ser reparadora. Mara y Guillermina son prueba de ello: hoy disfrutan de una existencia incomparablemente mejor, con libertad de movimiento, vínculos, autonomía y dignidad. Con enorme tristeza compartimos esta noticia, y con la convicción de que mantener elefantes en instalaciones minúsculas y artificiales debe llegar a su fin, en todos los zoológicos del mundo. Los resultados de esta práctica son siempre los mismos. Kenya siempre estará en nuestros corazones, y no dudamos ni un solo minuto de que todos los esfuerzos que hicimos por ella, valieron la pena. Ella murió en paz. Abrazada por la naturaleza. Fundida en ella."
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Desde la entidad señalaron que todavía no se determinaron las causas precisas de su muerte y que durante la jornada se le realizará una necropsia. El estudio contará con la participación de profesionales universitarios que colaboran con el santuario brasileño, y los resultados se conocerían en las próximas semanas.

“Kenya siempre estará en nuestros corazones, y no dudamos ni un solo minuto de que todos los esfuerzos que hicimos por ella, valieron la pena. Ella murió en paz. Abrazada por la naturaleza. Fundida en ella”, expresaron en el cierre del mensaje.

Adios a Kenya

Una vida marcada por el cautiverio

Kenya nació en 1981 y arribó al zoológico de Mendoza en 1985, como parte de un acuerdo con el parque alemán Tierpark Hagenbeck. Allí pasó gran parte de su vida.

El plan para concretar su traslado comenzó en 2017 e incluyó un extenso proceso de entrenamiento para que pudiera adaptarse a la caja de transporte y colaborar con los controles veterinarios.

“Primero fue necesario conseguir un lugar que estuviera adaptado y que tuviera las condiciones internacionales adecuadas para recibir este tipo de animales. Luego vino todo lo relacionado con la logística y el entrenamiento previo con el animal, para lograr su certificado veterinario internacional”, explicó en su momento el director de Biodiversidad y Ecoparque, Ignacio Haudet, en un anuncio oficial del gobierno de Mendoza.

Kenya, una vida en cautiverio

El recorrido, de unos 3600 kilómetros, se inició el 4 de julio y se realizó en caravana, acompañada por su cuidador y dos veterinarios especializados.

Tras varios días de viaje, Kenya llegó al santuario de Mato Grosso con 44 años. Su traslado marcó el fin de 136 años de cautiverio de elefantes en la Argentina.

En ese espacio compartió sus últimos días con Pupy, la elefanta trasladada desde el ex Zoológico de Buenos Aires —actual Ecoparque porteño—, que había pasado 32 años en cautiverio y murió a comienzos de octubre.

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