#FilosofíaAplicada Estoy en Google, luego existo

Sociedad

La viralización de los chats "filtrados" del periodista deportivo Maximiliano Fourcade nos abren la posibilidad de pensar acerca de la búsqueda humana del reconocimiento y la trascendencia como formas de encontrarle un sentido a la vida. ¿Cuáles son los medios para alcanzar el reconocimiento? ¿Ser conocido es igual a existir?

- ¿Sabés quién soy yo?
- ¿Quién?
- Si no me conocés, googleame"


Esta conversación que podría resultar completamente abstracta e incomprensible años atrás, hoy toma dimensión no sólo por la atención pública que tomaron las supuestas palabras de Maximiliano Fourcade, si no porque además el uso del motor de búsqueda más conocido del mundo se ha vuelto una práctica completamente cotidiana y habitual. Así pues, todo lo que no conocemos y deseamos saber puede ser googleado de manera tal de poder echar luz para disipar la incertidumbre en unos pocos segundos.

No obstante, la magnitud de la relevancia de Google no se agota en el acto de buscar ya que sus respuestas han adquirido la potestad de dar entidad a aquello que mencionan; ¿esto qué significa? Nada más y nada menos que aquello que aparece como resultado, existe.

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Ahora bien, inmersos en la lógica mencionada de "aparece-existe" podemos llegar a pensar cómo esto hace mella en la cuestión humana del reconocimiento. ¿A qué nos referimos con este término? A la necesidad humana de ser tenidos en cuenta por los otros, de tener visibilidad, entendiendo así que una parte fundamental de nuestra constitución humana se construye con la mirada del otro. Esa mirada que nos interpela también nos puede avalar, nos ayuda a conformar nuestra identidad, a sentirnos que somos algo más que un simple rostro anónimo.

La magnitud de la relevancia de Google no se agota en el acto de buscar: aquello que aparece como resultado, existe.

En este sentido Aristóteles afirmaba que somos "animales políticos", es decir, seres gregarios que requieren de una vida en sociedad para poder desarrollarse.
Por ello es que el ser humano ha buscado por infinitos caminos el reconocimiento ajeno, transformándose la adquisición de popularidad en una meta a alcanzar por muchos sujetos que ven en ella la posibilidad de acceder a un lugar de poder y distinción que los hacen sentir más reconocidos y con una identidad más consolidada.

Es aquí entonces que nos podemos cuestionar si realmente aparecer en Google o ser "conocido por todos" otorga un mayor reconocimiento humano y si nos otorga un puesto mayor de prestigio en función de los demás. Tener popularidad, ostentar muchos seguidores en las distintas redes sociales o acumular "likes" por doquier se ha transformado en una búsqueda existencial y ante la pregunta acerca de por qué sucede esto, quizás la respuesta provenga de lo que hemos reflexionado hasta aquí: porque necesitamos alguien que nos legitime con su mirada.

Es muy probable que en poco de esto haya pensado Fourcade al esgrimir sus palabras, no obstante dejó implícita la relevancia que considera que tiene ser conocido por los demás

Sin embargo ¿no será que al alcanzar el reconocimiento nos sentimos más cercanos a lograr una cierta trascendencia? El humano desde que es humano entiende que su vida es finita, "somos seres para la muerte" dirá Heidegger. Por tanto, ante la angustia por tal finitud ha encontrado en el acto de trascender un bálsamo para su sufrimiento. Pero ¿qué es trascender? Es de alguna forma superar la muerte, dejar una huella de nuestro paso por el mundo, lograr que no todo siga igual desde que aparecimos hasta que dejamos de estar. Si logro trascender logro permanecer, por lo que muchos sujetos han entendido que siendo reconocidos o gozando de apariciones mediáticas o teniendo una entidad otorgada por Google han de asegurarse no haber vivido "en vano".

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Es muy probable que en poco de esto haya pensado Fourcade al esgrimir sus palabras (quizás la única trascendencia en la cual pensaba era en aquella que va adherida al acto de la reproducción de la especie), no obstante en su referencia a la importancia de su supuesta popularidad dejó implícita la relevancia que considera que tiene ser conocido por los demás. Por tanto, e independientemente de la actitud violenta que expresan tales conversaciones, ¿cuántos de nosotros buscamos el reconocimiento y nos ufanamos de ello cuando entendemos que lo poseemos?

Tal vez algunos agoten su búsqueda de la trascendencia en el hecho de ser mediáticos, otros lo buscarán por los méritos académicos; habrá también quienes vean en sus familias la posibilidad de alcanzarlo. En definitiva, los senderos que el humano ha explorado para tal fin son insondables, pero lo cierto es que a través de ellos ha logrado pelear por un sentido, por un para qué. Aunque claro, la pregunta por el sentido último de nuestra vida seguirá siempre abierta, aún cuando su googleo nos arroje miles de resultados.

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