¿Adiós al Malbec argentino? Quedan sólo seis grandes bodegas familiares en manos de sus dueños originales

Economía

* Muchas bodegas "clásicas" tienen participación extranjera, y sólo Zuccardi, Bianchi, Luigi Bosca, Goyenechea, Baggio y Lavaque siguen la tradición.

La del vino es una industria que en los últimos diez años se ha posicionado como una de las más importantes y distintivas del país. La vitivinicultura argentina es reconocida mundialmente y esto hace que los capitales internacionales se interesen por las empresas del ramo. Así, en la actualidad  sólo seis bodegas “tradicionales” se mantienen 100% en manos de sus dueños originales.

Si bien la mayoría de las empresas vitivinícolas pequeñas son familiares, las medianas y grandes con más de cuatro décadas de tradición que quedan en manos de sus familias son Zuccardi, Bianchi, Luigi Bosca, Goyenechea, Baggio y Lavaque.

José Alberto Zuccardi, director de Familia Zuccardi, contó que a la hora de mantener una empresa con semejante trayectoria familiar y profesional a la vez, lo importante es “trabajar con convicción”.

“Por un lado, la familiaridad en una empresa está dada no sólo por el hecho de ser propietarios de la firma, sino porque además mantenemos una comunión de valores y objetivos, y eso se nota en el producto”, explica Zuccardi.

En efecto, las bodegas familiares tienen como ventaja el compromiso con la empresa, el orgullo de pertenecer, y en lo que respecta a lo exclusivamente económico,  la autofinanciación. Sin embargo, al igual que la mayoría de las empresas familiares, hay escollos que enfrentar: Informalidad, falta de definición de roles y escasa comunicación, entre otros.

La historia del vino



“En la década de los `80 la vitivinicultura sufrió mucho” aseguró Zuccardi. En efecto, la compra de bodegas tradicionales comenzó en esa década. Desde 1982 se vendieron Trapiche, Graffigna, Navarro Correas, Finca Flichman, La Rural y Nieto Senetiner, entre otras. Muchas de esas empresas sufrían en ese momento las inclemencias del sector.

Sin embargo, algunas bodegas pequeñas y unas muy pocas grandes vieron en la crisis una oportunidad. La necesidad marcó el momento justo para que las empresas se reinventen y acompañen el cambio que se daba en el gusto de los consumidores, en la Argentina y en el mundo.

A la hora de las botellas



“El mercado no paga la simple familiaridad”
afirma José Alberto Zuccardi. Las empresas, fabriquen vinos o cualquier otra cosa, deben manejarse profesionalmente. Por eso, el desafío es combinar calidad de producto y los aspectos positivos del trabajo tradicional.

Zuccardi produce alrededor de un millón de cajas de 12 botellas, es decir, unos 9 millones de litros por año, de los cuales el 60% se vende al exterior. La facturación anual ronda los $100 millones.

La mayoría de las empresas que continúan hasta ahora encontraron elementos a partir de los cuales reinventarse, y reposicionarse en un mercado que en la actualidad es muy competitivo. “Hay que acompañar el cambio”, sentencia José Alberto Zuccardi.

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