Conmoción en España por la desaparición de la hija de una argentina

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Diana Quer López Pinel, la hija mayor de una acomodada familia madrileña, desapareció la madrugada del 22 de agosto último en A Pobra de Caramiñal, un pequeño pueblo coruñés de 10 mil habitantes. Volvía de una fiesta popular hacia la casa donde veraneaba con su mamá cuando se la vio por última vez. Con decenas de hipótesis y ningún indicio de lo que pudo haber ocurrido con la chica, su desaparición en medio de una trama de dinero y peleas familiares se ha convertido en un misterio que siguen con atención muchos de los principales medios de España.

Aunque dada la distancia que separa a La Coruña de Argentina podría tratarse de un caso más, lo cierto es que la desaparición de la joven toca de cerca al país ya que su madre, también llamada Diana (en su caso sólo López Pinel), nació y pasó su infancia en La Plata hasta que a principios de los 80 su familia emigró a España para no volver.

Pero lo cierto es que tampoco se trata de una desaparición como las tantas que a diario involucran a adolescentes en todo el mundo. El trasfondo de peleas familiares y la dura batalla que enfrenta a los padres de la chica aún en medio del dolor por su desaparición despertaron alrededor del caso un interés fuera de lo común. Es así que mientras los investigadores mantienen un silencio férreo en torno a sus avances, los detalles del caso ganan espacio tanto en los diarios tradicionales como en programas televisivos.

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La platense, que hoy reside en Monte Alina -una lujosa urbanización en las afueras de Madrid- había llegado a A Pobra de Caramiñal a mediados de agosto último junto a Diana, de 18 años, y a su otra hija, Valeria, de 16. El lugar no era nuevo para ellas: hace quince años que veranean allí. De hecho se instalaron en un dúplex que poseen desde el año 2000, cuando los padres de la joven desaparecida -por entonces una ama de casa, ella; y un empresario emergente del sector inmobiliario, él- todavía estaban casados.

La noche de su desaparición, la joven disfrutaba de las fiestas de la Virgen del pueblo en el parque central. Había tomado unas cervezas y charlado con amigos de su edad a los que veía cada verano, y había fumado un "porro" con un joven marroquí. Aunque su madre se había ofrecido a pasarla a buscar con el auto, Diana decidió regresar sola a su casa alrededor de las 2. Media hora después de haber emprendido el regreso por una solitaria ruta, Diana le mandó un mensaje a un amigo contándole que estaba asustada porque un gitano la seguía. Al rato de ello un testigo la vio de nuevo cerca del parque, como si hubiera regresado ahí.

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El hecho es que a la mañana siguiente, al ver que su hija no había vuelto a casa, Diana madre presentó una denuncia policial por su desaparición. A su vez, Valeria, su hermana menor, abrió un perfil en varias redes sociales pidiendo ayuda para encontrarla. Uno de los primeros mensajes que escribió deja bien entrever que la relación entre hermanas es conflictiva.

"Si apareces, te juro que te mato, te mato a todos los besos y abrazos que no te di nunca. Nunca me porté muy bien con vos y, a decir verdad, en estos momentos es cuando uno valora lo que tiene, cuando está a punto de perderlo y, si te pierdo, me pierdo yo también. (...)", escribió su hermana quien, como ella, tiene un pasado de anorexia y fugas del hogar.

Si bien al principio Diana y su ex marido, Juan Carlos Quer, fueron juntos en busca de ayuda a los medios de comunicación, con el transcurso de los días su relación empeoró. Luego de que unos periodistas presenciaran una dura pelea entre ellos, cada uno comenzó a mostrarse solo y a lanzar frías acusaciones de descuido paterno hacia su ex. Cuando el jueves pasado un juzgado de Familia resolvió retirarle a Diana la custodia de su hija menor, se desató entre ambos una guerra que por momentos puso en un segundo plano la desaparición.

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